¿Sabías que existe un prestigioso ranking de las mejores empresas para trabajar? Una clasificación en la que se sitúan aquellas compañías que destacan por un ambiente laboral agradable, conciliador e inclusivo, en el que los empleados son el motor.


El ambiente laboral influye, y mucho, en la productividad de los empleados y, como consecuencia, en la rentabilidad de las empresas. Por eso, la apuesta por el valor humano como vía para asegurar el bienestar del trabajador tiene cada vez más peso en las líneas estratégicas de las compañías. Situándose todo ello bajo el paraguas del concepto Best Place to Work, a través del cual se busca implementar una política corporativa en la que se recoge una importante oferta de medidas y programas que buscan mejorar las condiciones y el desarrollo personal del empleado para generar en ellos un sentimiento de orgullo y pertenencia.

El objetivo de este tipo de iniciativas es que los empleados sientan que su empresa es un gran lugar para trabajar. Es decir, alcanzar el engagement profesional, que no define otra cosa que la capacidad de vincular emocionalmente a un trabajador con un estado positivo, caracterizado por la energía, la motivación y la eficiencia en el lugar de trabajo (y fuera de él). Para Marian Alonso, CEO de Global Mas Consulting, el vínculo emocional es una de las claves para alinear los objetivos de una empresa con las aspiraciones del trabajador: “Si una empresa no conecta con las emociones, no solo no tendrá empleados orgullosos de pertenecer a ella, sino que tendrá personas que ejecutan su trabajo y esperan ansiosos la hora de soltar el boli”.

Hoy, estas medidas se hacen más necesarias que nunca si tenemos en cuenta que en poco más de 5 años, las generaciones millennials y Z (los que tienen entre 19 y 39 años) representarán el 75% de la fuerza laboral, según un estudio de Pew Research. Una generación para la que las prioridades de sus padres ya quedaron atrás y conceptos como la movilidad, la flexibilidad, el desarrollo profesional o la sostenibilidad forman parte de su vocabulario habitual. En definitiva, una generación diferente llamada a revolucionar la cultura corporativa.

Objetivo Santander: ser una de las mejores empresas para trabajar

Un buen ejemplo de cómo las empresas trabajan para incentivar el vínculo emocional del que hablábamos más arriba es el de Banco Santander y su iniciativa Semana Somos Santander, creada para promover el sentimiento de pertenencia y orgullo del empleado, a través de un importante número de actividades en las que se involucra tanto a los empleados como a sus familias; o la Semana BeHealthy, durante la que se promueven entre sus trabajadores la adquisición de hábitos saludables, tanto a nivel deportivo como de alimentación, que les ayuden a sentirse mejor consigo mismos.

La compañía cuenta con una importante política corporativa de Flexiworking que aglutina una serie de medidas para que los empleados tengan la posibilidad de adaptar su jornada laboral a sus necesidades personales

La entidad presidida por Ana Botín es una de las empresas que está transformando su entorno laboral para cumplir con uno de los objetivos definidos en las 10 metas de banca responsable hasta 2025: ser una de las 10 mejores empresas para trabajar en al menos seis de las geografías en las que opera, en 2021. Y es que, para la presidenta del Grupo, Ana Botín, “el talento, el compromiso y la motivación de nuestros más de 200.000 empleados es la base de nuestro éxito”.

Con este objetivo, la compañía ha puesto en marcha un conjunto de medidas que están marcando un punto de inflexión en su cultura corporativa. “Para conseguir estar entre las 10 mejores empresas para trabajar es fundamental contar con un equipo diverso para lo que estamos llevando a cabo iniciativas dirigidas a incrementar el porcentaje de mujeres en puestos directivos, disminuir la brecha salarial y mejorar la conciliación de nuestros empleados”, explica Roberto di Benardini, global HR director del Grupo Santander.

Con estas medidas se busca fomentar la transición hacia formas de trabajo más innovadoras y más flexibles y que mejoren la conciliación entre la esfera personal y profesional, gracias a nuevos espacios en las oficinas y al desarrollo de instrumentos que favorezcan la organización de los empleados.

Para ello, la compañía cuenta con una importante política corporativa de Flexiworking que aglutina una serie de medidas para que los empleados tengan la posibilidad de adaptar su jornada laboral a sus necesidades personales y a su situación profesional, entre las que se encuentra la organización de su trabajo en cuanto a horarios, lugares de trabajo, vacaciones… Todo ello, con el objetivo de ganar calidad de vida.

Una política que se ve reforzada por el compromiso que Banco Santander ha adquirido para llevar a cabo el rediseño de sus oficinas para contar con nuevos espacios de trabajo que propicien la colaboración y el trabajo en equipo, gracias a herramientas que faciliten el contacto continuo con equipos que trabajan en remoto. Además, el Grupo está promoviendo una gestión racional del tiempo de trabajo y su aplicación flexible, así como el uso de tecnologías que permitan una mejor organización del trabajo de los empleados y que incluya a su vez el derecho a la desconexión digital.

Banco Santander, entre las 25 mejores empresas del mundo

Toda esta importante apuesta que la entidad está haciendo se ha visto recientemente recompensada. Y es que la revista Fortune ha situado a Banco Santander entre las 25 mejores empresas para trabajar del mundo. La entidad presidida por Ana Botín aparece por primera vez en este ranking global, elaborado a partir de una encuesta realizada a empleados de diferentes compañías en 58 países.

Los profesionales del Grupo que participaron en este estudio han destacado que la compañía trata a los empleados de una manera justa independientemente de su raza, género u orientación sexual. De hecho, en la Encuesta de Compromiso que elabora el propio banco de forma anual, se destaca que el compromiso de los empleados ha aumentado nueve puntos porcentuales desde hace cinco años, cuando el banco inició su transformación cultural.

Para Ana Botín, presidenta del Grupo, “este logro es un gran paso adelante y una base sólida sobre la que construiremos un banco más responsable que no solo es excelente en lo básico, sino que también aborda los desafíos actuales. Estoy muy orgullosa de nuestros equipos y deseando ver lo que seremos capaces de hacer juntos para ayudar a más personas y empresas a progresar”.