El mundo nos necesita. El entorno en el que vivimos nos pide a gritos que rememos todos en una misma dirección para aportar nuestro pequeño granito de arena a una sociedad a la que todavía le falta mucho camino por recorrer para alcanzar una igualdad real de oportunidades para todos.


Un mensaje que parece ir calando poco a poco. Porque somos cada vez más solidarios, o al menos así lo revelan los datos. Según el Informe ‘Acción Voluntaria 2018’, elaborado por la Plataforma del Voluntariado de España y el Observatorio del Voluntariado, en 2018 alrededor del 42% de la población española aseguraba colaborar con alguna ONG, frente al 37% del año anterior. Una cifra que ha experimentando un importante crecimiento desde 2014, cuando este porcentaje se situaba en el 30,2%. Una subida que refleja que cada vez estamos más implicados con el progreso de la sociedad y con la consecución de un futuro inclusivo y sostenible.

Dentro de este ámbito las empresas tienen mucho que decir. Y es que, desde una posición privilegiada, tienen una capacidad inimaginable para poder cambiar el mundo. De ahí que, conscientes del poder que tienen para influir y mejorar la sociedad, el voluntariado corporativo se haya convertido en la mejor herramienta para impulsar un crecimiento inclusivo y sostenible de la sociedad, como forma de satisfacer las necesidades presentes sin poner en peligro los recursos y posibilidades de las generaciones futuras.

Empresas y empleados cada vez más sensibilizados

Para hacer frente a este compromiso, las compañías invierten un importante esfuerzo económico y humano en pro del apoyo a personas en riesgo de exclusión social. Tal es el caso de Banco Santander que, dentro de su compromiso con el progreso de la sociedad, cuenta con un programa de voluntariado corporativo en el que, solo el año pasado, participaron más de 66.000 empleados, dedicando más de 130.000 horas y ayudando a más de 360.000 personas.

Por mercados, los empleados de Latinoamérica lideraron este compromiso, con 45.108 trabajadores implicados, seguidos por Reino Unido, Europa Continental y Estados Unidos, con 10.303, 7.276 y 3.930 empleados, respectivamente. Para Mónica Torres, directora de Cultura, Compromiso y Experiencia de Empleado de Banco Santander, “el voluntariado es una palanca fundamental del compromiso de la empresa. Queremos ser un banco más sencillo, personal y justo con nuestros clientes, accionistas y con la sociedad en la que vivimos y los voluntarios Santander nos ayudan a conseguir nuestra misión de contribuir al progreso de la sociedad”, añade.

Según el Observatorio del Voluntariado, las actividades más demandas son aquellas relacionadas con la infancia y la juventud, seguidas por las de las personas con discapacidad y la tercera edad. Además de estas, en el caso de Banco Santander, las iniciativas se centran en tres focos fundamentales:

  • La educación financiera de escolares, jóvenes y colectivos.
  • El apoyo en la prevención del abandono escolar.
  • El apoyo en la inserción laboral de colectivos en riesgo de exclusión social, como personas con discapacidad o mujeres víctimas de violencia de género.

Para la entidad presidida por Ana Botín, el compromiso empresarial va más allá de las aportaciones económicas. Reflejo de que las empresas ya no buscan solo crear una imagen positiva ante la sociedad, sino generar confianza entre clientes y empleados y fomentar el sentimiento de pertenencia. Una forma de implicar al trabajador, dentro de su filosofía “Best Place to Work”, con la que se pretende crear un entorno laboral agradable, conciliador, diverso e inclusivo. Precisamente, el incremento del orgullo de pertenencia y compromiso de los empleados es una de las ventajas que aporta el voluntariado corporativo, junto con la contribución al cambio de sociedad y el fomento de las relaciones entre los trabajadores.

Programa de voluntariado corporativo: un año de éxitos

Fue el año pasado cuando Banco Santander puso en marcha por primera vez su programa de voluntariado profesional en su centro corporativo de Boadilla del Monte (Madrid), como una evolución del ya iniciado en el año 2011. Un programa, también llamado pro-bono, centrado en poner al servicio de las organizaciones del Tercer Sector el activo más importante y valioso del que dispone la entidad: el talento de sus profesionales para contribuir en sus proyectos y el logro de sus objetivos.

Durante su primer año de funcionamiento, el programa ha contado con más de 2.000 voluntarios, que han conseguido ayudar, de forma directa, a más de 14.000 personas a través de programas de educación financiera, mentoring y coaching de colectivos en riesgo de exclusión dirigidos a prevenir el abandono escolar y mejorar su empleabilidad. Para Elena Leal, responsable de voluntariado corporativo del Santander, “este programa nos brinda a los empleados la oportunidad adicional de desarrollarnos y aprender, nos saca de nuestra zona de confort, hace crecer nuestro compromiso, nuestra satisfacción y nos hace sentirnos útiles a la sociedad”.

El compromiso de Banco Santander con el progreso de la sociedad y las comunidades en las que opera traspasa fronteras, con más de seis millones de personas ayudadas en los últimos cuatro años

Entre todas las organizaciones con las que colabora Banco Santander destaca la Fundación Valora, una organización, pionera, especializada en la recogida de excedentes de empresas y particulares (muebles, libros, ropas…) para su posterior reparto entre ONGs y otro tipo de entidades sociales. En lo que va de año, esta colaboración conjunta, ha beneficiado a más de 9.250 personas y 51 entidades, entre las que se encuentran Cruz Roja Española, Cáritas, AECC o la Asociación de Familias Numerosas de Madrid; y ha recogido más de 3.600 kilos de ropa, 68 equipos informáticos, 577 piezas de mobiliario y 520 obras clásicas y gráficas.

Además, la Fundación Valora ha sido la encargada de la gestión de los mercadillos solidarios organizados con motivo de la Semana Somos Santander, celebrada el pasado mes de junio, en la que se recaudaron un total de 5.443,32 euros que irán a parar a Fundación Dalma, Fundación Calpau, Fundación Capacis, Fundación Afanias, Fundación Prolibertas y Fundación Querer.

De cara a los próximos años, el plan de este programa es hacer crecer y reforzar su compromiso con las organizaciones con las que colabora a lo largo del año.

Por su parte, Santander España contó el pasado año con más de 3.300 empleados que dedicaron más de 21.000 horas a diferentes proyectos con el fin de contribuir al progreso de las personas. Entre ellos, destacan Santander Natura, Finanzas para Mortales o la campaña ‘2.000 millones de kilómetros’ con ACNUR a favor de los refugiados. Todo este trabajo ha llevado a la entidad a ser reconocida como “Empresa Comprometida” en los Premios 60 Aniversario de Manos Unidas, en reconocimiento a los años de colaboración de Santander España con la misión de la organización, traducidos en apoyo y acompañamiento a las actividades de sensibilización y cooperación al desarrollo de Manos Unidas.

Un compromiso global

El compromiso de Banco Santander con el progreso de la sociedad y las comunidades en las que opera traspasa fronteras, con más de seis millones de personas ayudadas en los últimos cuatro años.

Buena prueba de ello es el importante número de iniciativas vinculadas con el voluntariado corporativo que tiene en marcha en países como Brasil, Reino Unido, México y Portugal. Por su parte, en Argentina, por ejemplo, los empleados de la entidad centran sus esfuerzos en el impulso de la educación financiera y la mejora de la empleabilidad, a través de programas como la ‘Red de Educadores Financieros’ o su colaboración con el Centro Educativo Pensar. Los empleados de Uruguay también contribuyen a este compromiso global de Banco Santander con acciones enfocadas al impulso de la educación financiera. En este país, más del 70% de los trabajadores participaron en actividades de voluntariado corporativo.

En Chile, el pasado año, más de 1.200 empleados colaboraron en beneficio de la comunidad, con especial atención a niños, jóvenes y personas mayores en riesgo de exclusión social, a través de organizaciones como Un Techo para Chile o Fundación Belén Educa. Mientras, en Estados Unidos, las iniciativas de voluntariado corporativo se dividen en dos grandes áreas: Educación Financiera y Bienestar Social.