Vivimos rodeados de plástico. En poco tiempo, este material se ha convertido en un incomodo compañero de viaje. Omnipresente en todo tipo de productos, desde hace unos años, también habita de forma muy preocupante en océanos, mares y playas de todo el planeta. Por eso, no son pocas las iniciativas que se han puesto en marcha, desde todo tipo de instituciones y organismos públicos y privados, para luchar contra esta lacra. Una de ellas es el programa Natura, de Banco Santander.


Programa Santander Natura

Banco Santander es una de las entidades financieras con mayor volumen de inversión responsable. Destina fondos a diferentes proyectos sociales, de buen gobierno y medioambientales, como el programa Natura, reforzando así su compromiso con la sociedad y el medioambiente.

En el último año, más de 450 voluntarios, entre empleados, prejubilados y jubilados, junto con sus familias y clientes, han recogido más de una tonelada de residuos, basura y plásticos de diferentes playas de las costas gallegas y de la ribera del Guadiana. Todo ello con la imagen principal de una embajadora de lujo, la nadadora Mireia Belmonte. El siguiente objetivo es que Natura llegue a muchas otras zonas del país.

Además, Banco Santander promoverá otras actividades para niños como fabricar nidos con material reciclado y colocarlos en los árboles, o talleres con aves para que aprendan sobre la naturaleza y lo importante que es cuidarla.

¿Somos responsables con el planeta?

Se calcula que cada año mares y océanos reciben hasta 8 de millones de toneladas de basura. Una cifra que, según Greenpeace, equivale a 800 veces el peso de la Torre Eiffel y con la que se podría cubrir 34 veces la isla de Manhattan.

De toda esa basura, se desconoce la cantidad exacta de plásticos. Sin embargo, se estima entre unos 5 y 50 billones de fragmentos, sin incluir los trozos que hay en el fondo marino o en las playas.

Islas de basura

En el mundo existen 5 islas de basura formadas en su gran mayoría por microplásticos. Dos se encuentran en el Pacífico, otras dos en el Atlántico, y una en el Índico.

La más grande es conocida como la Gran Mancha del Pacífico y se encuentra situada entre Hawái y California. Los expertos suelen referirse a ella como un espacio más grande que Texas.

Aseguran que lo que vemos es solo “la punta del iceberg”, ya que únicamente el 15% se queda en la superficie, mientras que el 70% se hunde en el fondo marino y el otro 15% en la columna de agua.

¿Cuál es el impacto en la fauna marina?

La degradación del plástico en el medio marino es mucho más lenta que en la tierra.

Aunque el tiempo para que un plástico acabe desapareciendo depende del tipo y de las condiciones ambientales a las que esté expuesto, los estudios revelan que una botella hecha con este material tarda una media de 500 años en descomponerse, mientras que un vaso tarda en reducirse entre 65 y 75 años.

Enredos, asfixia, estrangulación o desnutrición son algunos de los efectos que los plásticos tienen en la fauna marina. Además, los microplásticos incorporan contaminantes químicos que pueden acabar en nuestros platos a través de la cadena alimenticia.

Una situación de emergencia, que no para de creer, ya que se estima que la producción de plásticos se acercará a los 500 millones de toneladas en 2020, lo que supone un incremento del 900% con respecto a 1980.

Impacto sobre la economía

La acumulación de residuos plásticos no solo daña la fauna marina, también tiene repercusiones sobre la economía. La denominada “pesca fantasma” es un ejemplo de ello, ya que es la derivada del abandono de redes y trampas que atrapan numerosos peces que acaban muriendo, lo que reduce sobremanera los stocks de pesca.

Por su parte, la limpieza de costas y playas también conlleva un importante desembolso para las arcas públicas. Así, solo en Europa las administraciones destinan alrededor de 630 millones de euros a esta labor.

El sector del turismo también sufre las consecuencias. La presencia de basura en las costas puede ofrecer una imagen negativa, con una consiguiente disminución de los visitantes, pérdida de ingresos y empleos.

¿Reciclamos lo suficiente?

La reducción del consumo de plásticos es responsabilidad de todos, tanto de quienes fabrican el producto, como de quienes lo consumen y las administraciones que se encargan de gestionar los residuos que estos generan.

En el mundo se recicla menos de una quinta parte del plástico. Un dato que resulta preocupante, aunque en 2018 se ha producido el mayor incremento de los 22 años de historia del reciclaje de los envases domésticos en España.

Durante ese año, el hábito de los ciudadanos españoles de separar sus envases creció un 12,3%, según los datos de Ecoembes, la empresa encargada del reciclaje en España. Es decir, durante 2018, cada español separó y depositó en los contenedores amarillos 15,7 kilos de envases de plástico, latas y briks.

La tecnología, con el medioambiente

El desarrollo tecnológico ha permitido crear nuevos métodos de limpieza más eficaces.

Un ejemplo es OC-Tech, que cuenta con un catamarán de bajo calado (algo que le permite acercarse más a la costa) para recoger restos en lugares de difícil acceso para las personas.

Otra iniciativa es The Ocean Cleanup, un cilindro de flotación en forma de U que captura los restos sólidos de la zona del Pacífico, donde se encuentra la enorme isla de plásticos. Las embarcaciones que pasen por la zona donde opera el aparato podrán recoger los residuos de forma más fácil.

La gran noticia, mayor concienciación y preocupación

Frente a unas cifras que no paran de crecer, lo positivo es que la concienciación sobre el medioambiente es cada vez mayor. Un barómetro elaborado en 2017 por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) señaló que el 76% de los españoles muestra interés por las noticias relacionadas con el medioambiente. De hecho, en 2018 los españoles fueron la segunda población más preocupada por el medioambiente y el cambio climático con un 51%, solo superada por la japonesa, con un 52%.

Según una encuesta realizada por la consultora IPSOS, la preocupación por el calentamiento global y el cambio climático a nivel mundial en 2018 era del 37%, por la polución del 35% y por la gestión de residuos del 34%. En 2017, estos factores se situaban en torno al 30%. En cuanto a la contaminación por plásticos y otros productos no reciclables, la inquietud de España llega al 82%, por encima de la media internacional (81%).

Por ello, más de la mitad de los españoles pide al Gobierno que tome medidas específicas para evitar una futura catástrofe, e incluso que se sancione a los ciudadanos que no reciclan.

Banco Santander: Plan de eficiencia 2016-2018 

En 2016, Banco Santander lanzó su plan de eficiencia a través del cual se han desarrollado 250 iniciativas con una inversión de 69,8 millones de euros, centrándose, sobre todo, en el ahorro de energía, de materias primas, la reducción de residuos, de emisiones y la sensibilización de sus trabajadores.

En cuanto al consumo eléctrico, su objetivo era reducirlo en dos años un 9% en los países del G10 y lo han conseguido. También se ha conseguido otro aspecto tan importante como la reducción de las emisiones de los gases invernaderos, concretamente en otro 9%, meta que se pusieron en 2016. Asimismo, Banco Santander se propuso en ese año disminuir en un 4% el consumo de papel, y lo ha hecho en un 26%.

La entidad presidida por Ana Botín ya trabaja en el nuevo plan de eficiencia 2019-2021, con objetivos como el aumento del uso de energía verde y más sistemas de gestión ambiental.

Fundación Ecomar y Banco Santander

‘Sea in Blue’ es una iniciativa de la Fundación Ecomar y Banco Santander, que se puso en marcha efectuando tareas de limpieza en las costas de Pontevedra con la ayuda de los voluntarios de la entidad financiera. Una acción que ha tenido continuidad en el tiempo, ya que se está repitiendo en otras zonas de España.

La primera jornada se desarrolló en la Isla de Cortegada, en Vilagarcía de Arousa, donde 27 voluntarios recogieron 117 kilos de restos de basura. En otra jornada en la playa de Ladeira, en Bayona, más de 50 voluntarios recogieron 148 kilos. También se han limpiado otras zonas, como Doniños (Ferrol), en la que se sacaron 175 kilos de desperdicios, o las playas cercanas a la desembocadura del río Guadalhorce (Málaga), donde se recogieron más de 120 kilos, que fueron clasificados después para su reciclaje.