El festival Una Mirada Diferente reúne a artistas con discapacidad con el objetivo de fomentar la inclusión, normalizando y apoyando su presencia en el arte dramático.

Ernesto Caballero siempre ha entendido el teatro como un instrumento para que todos los artistas puedan sobrepasar sus limitaciones. Por ello, en 2013, como director del Centro Dramático Nacional (CDN), decidió dar visibilidad a un colectivo que hasta entonces carecía de oportunidades. Creó el festival Una Mirada Diferente, que ponía el foco en actores con discapacidad.

“El festival surgió a través de una iniciativa de Miguel Cuerdo e Inés Enciso, ellos contactaron conmigo. Dentro del plan director del proyecto cultural figuraba este espacio para las personas con discapacidad, así que nos pusimos manos a la obra para trabajar en un festival que estimulara, apoyara y ofreciera visibilidad a proyectos escénicos inclusivos, además de desvelar el trabajo de artistas con diversidad funcional. Así iniciamos con gran éxito la primera edición del festival y hasta hoy”, afirma Caballero.

“Un teatro público, un teatro nacional, no puede dejar al margen a ningún ciudadano”, sostiene. Por ello, desde el principio, su objetivo era normalizar y apoyar la presencia de personas con discapacidad en el arte dramático.

Este año ha entregado su cargo a Alfredo Sanzol, pero Caballero puede presumir de haber asentado esta iniciativa. Además del propio festival, que se celebró entre el 14 y el 23 de junio, ha puesto en marcha un proyecto de investigación actoral promovido por la Fundación Universia, impulsada, a su vez, por Banco Santander, y el Laboratorio Rivas Cherif del CDN. La iniciativa consiste en un taller donde un director guía a un grupo de creadores con y sin discapacidad. Las becas de Universia han ayudado ya a 58 actores con discapacidad.

El CDN también colabora en las Becas Hefesto, impulsadas por la Fundación Universia y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, que ayudan a artistas con discapacidad a dar el salto al ámbito profesional.

Reto 2019: presencia a largo plazo

Una Mirada Diferente ha puesto en marcha este año el Reto 2019. “Va más allá de la creación de espectáculos. Hemos querido evitar esa tentación de aislar y crear un gueto y, de alguna manera, desarrollar y normalizar esta actividad a lo largo de la temporada. Por ejemplo, un espectáculo como ‘Cáscaras vacías’, que se presentó en el marco de este festival la temporada pasada, ha recalado esta temporada en el María Guerrero y todavía está en cartel”, explica Caballero.

Además de fomentar la inclusión, estas iniciativas han aportado un tremendo valor a la propia creación escénica. “Los trabajadores del teatro hemos aprendido mucho, el público entiende perfectamente y no establece una diferencia entre discapacidad y capacidad, sino que disfruta con lo diferente. Al fin y al cabo, la creación tiene mucho que ver con la sorpresa, con la capacidad de hacer de la necesidad, virtud”.

Caballero, director de decenas de obras de teatro, ha aprendido cada día en las sesiones que realizaban personas con y sin discapacidad. “A un actor darle la réplica a otro con discapacidad le aporta muchísimo. No olvides que somos comunicadores que tenemos que encontrar el lugar de sintonía con el otro y estamos obligados a salir de nuestro pequeño ensimismamiento. La posibilidad de trabajar con personas que han desplegado sistemas de comunicación no convencionales provoca unos fenómenos comunicativos muy ricos y que ofrecen muchas posibilidades artísticas. El diálogo bien entendido pasa por estas experiencias”.

Una Mirada Diferente es hoy una auténtica referencia en Europa y su progresión es imparable.