La Fundación Cibervoluntarios lleva 15 años intentando que nadie se quede al margen de los avances tecnológicos, muy importantes para no quedar excluido de la sociedad.
 


Conceptos como innovación social, empoderamiento de la ciudadanía o inclusión han ganado un enorme peso en la sociedad. No obstante, el paso del tiempo y los cambios de mentalidad han provocado no solo la aparición de estas palabras en el vocabulario, sino que se han ido incorporando como elementos indispensables para poder evolucionar como sociedad.

“Venimos de un periodo en el que se ha generado mucha brecha, precisamente por la crisis, y estamos en un momento en el que hay que trabajar en conjunto y coordinados. Ahora es importante apostar y construir un cuarto sector, empresas socialmente responsables”, sostiene Yolanda Rueda, presidenta de la Fundación Cibervoluntarios, la ONG pionera en este ámbito.

Sus 15 años de experiencia han hecho que sea considerada por el “Financial Times” como una de las 100 organizaciones que lidera el crecimiento en Europa.

Justo en el momento en el que el cambio de siglo originó una brecha social causada por las nuevas tecnologías, la Fundación nació con la meta de promover su uso, sobre todo entre aquellos colectivos que se encontraban en mayor peligro de exclusión sociodigital.

“No me lo podía creer”, afirma Yolanda. “La tecnología era la herramienta más potente para eliminar esas brechas”. Entonces, ella era una de las fundadoras de Campus Party, el gran campamento de usuarios de ordenador.

Por ello, decidió organizar junto a su compañero Jorge Rastrilla unas charlas para abordar el papel de los internautas en el problema de la inclusión. Así nació la Fundación, que hoy cuenta con un equipo de 17 personas en varios puntos de España y con más de 1.500 cibervoluntarios que enseñan a la población a utilizar la tecnología para involucrarlos en el desarrollo social, formarse, conseguir un empleo…

“No es una cuestión de alfabetización digital, sino de apropiación de la tecnología. Cómo le cambia la vida a una persona cuando empieza a utilizar esas tecnologías, a conocerlas y a integrarlas como una herramienta más en su vida”, cuenta Yolanda.

“Es imposible que haya inclusión sin tecnología. Tanto si te quieres formar como si quieres hacer una gestión administrativa, ahí tienes internet abierto, un mundo de posibilidades. Somos unos firmes convencidos de que enseñar esta arma tan potente es una forma de abrirle las puertas a la gente a que haga lo que de verdad quiere hacer”, continúa.

Desde que se constituyese como fundación en 2005, Cibervoluntarios opera mediante dos vertientes:

  • Apropiación tecnológica, a través de sus cibervoluntarios.
  • Innovación digital, mediante el programa Empodera.org.

“Este último proyecto empezó siendo un evento a nivel internacional, en el que aglutinábamos a gente de todo el mundo que está cambiando la tecnología desde un punto de vista más social. Por ejemplo, en 2009 vino Jack Dorsey, fundador de Twitter”.

“Empodera.org fue creada para que cualquier organización generara su propio espacio de innovación social, decidiera cuáles son sus necesidades relacionadas con dos o tres Objetivos de Desarrollo Sostenible y fueran resueltas por los jóvenes”, continúa. Esto se realiza a través de centros educativos, tanto colegios como universidades, y gracias al apoyo de la ONU.

En la misma línea, poco después crearon Ideatones, unas jornadas de ocho horas donde ONG y varios jóvenes se concentran para dar con soluciones innovadoras, abiertas y sostenibles a los ODS. “El proyecto ‘Empodera.org’ ha gustado tanto a Naciones Unidas que ahora quiere que sea escalable y replicable a otros países. Vamos a empezar por México y Ecuador”, cuenta con orgullo Yolanda. “Nuestro objetivo es que en 2020 podamos ya llevar los ‘Ideatones’ a otros países”.

Y, por si fuera poco, la Fundación Cibervoluntarios se encuentra, además, embarcada en otros diez proyectos europeos, entre los que se encuentran Provenance, en colaboración con la Trinity College de Dublín, que se centra en encontrar fake news gracias al Blockchain; o Nadine, dirigido a la integración de migrantes y refugiados mediante Inteligencia Artificial.

“Además, tenemos entre 12 y 15 proyectos propios con los que a finales de año vamos a llegar a unas 30.000 personas”, afirma.

Estas iniciativas están centradas, sobre todo, en la ciberseguridad, la utilización de las redes por parte de los adolescentes, empleabilidad en zonas rurales, violencia de género, diversidad funcional“En definitiva, queremos usar la tecnología desde un punto de vista amplio para conseguir la inclusión total, ya que la única forma de crecer es mirar al lado. Ver lo que están haciendo otras personas y construir en colaboración”, finaliza Yolanda.