Por Opinno Editor de MIT Technology Review en español.

La empresa Labster, del biotecnólogo Mads Bonde, ha diseñado una plataforma educativa virtual basada en clases interactivas y experiencias de inmersión 3D para dinamizar el aprendizaje de los estudiantes de carreras técnicas y desarrollar su talento
 


Contar con el talento cualificado para hacer frente a las demandas del mercado del futuro se ha convertido en una de las grandes inquietudes de las compañías. Los perfiles STEM (siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) están cada vez más solicitados.

Sin embargo, en la actualidad, la oferta es menor que la demanda, por lo que existe una brecha de talento que está actuando como barrera profesional. Una de las razones de que exista es que las STEM son carreras asociadas a una complejidad técnica que no siempre atraen el interés del alumnado. Para solucionarlo e incentivar la formación de estos perfiles profesionales, el biotecnólogo danés Mads Bonde fundó Labster en 2012.

Una iniciativa de enseñanza virtual que combina “la gamificación, las animaciones en 360°, la inmersión 3D, la narración de cuentos y un sistema de puntos para estimular la curiosidad de los usuarios”, explica Bonde, también CEO de la empresa. Que el alumno tenga que resolver un caso como si fuera un miembro del CSI es solo un ejemplo de cómo poner en práctica conceptos teóricos para que los estudiantes asimilen mejor los conocimientos.

Su laboratorio de realidad virtual proporciona simulaciones interactivas desarrolladas a partir de algoritmos matemáticos para que los estudiantes realicen sus investigaciones. Según se desprende de un estudio de la propia compañía junto a la Universidad de Stanford y la Universidad Técnica de Dinamarca, “las simulaciones de Labster son un 76% más efectivas que los modelos tradicionales“. Frente a la educación formal, basada en una estructura más lineal y guionizada por un tutor y donde se prioriza el conocimiento teórico, Bonde apuesta por la práctica y la curiosidad de los alumnos. Sin embargo, una conclusión interesante del estudio sostiene que cuando este sistema se combina con el modelo educativo tradicional, el rendimiento mejora un 101%.

Otras de las ventajas diferenciadoras que aporta Labster es que propicia el aprendizaje basado en la prueba y error sin que eso requiera de una inversión económica mayor. Así, fallar en un laboratorio real implica riesgos físicos y altos costes, algo que no sucede en una instalación virtual.

Mads Bonde se ha convertido en uno de los ganadores de los premios Innovadores menores de 35 Europa 2018 de MIT Technology Review en español. Su compañía cuenta ya con más de 100 empleados y superan el centenar las instituciones educativas que están usando su laboratorio virtual. Entre las más reconocidas que ya lo emplean se encuentra la Escuela de Medicina de Harvard, el MIT y la Universidad de Stanford.