En España, más de 8,5 millones de personas sufren exclusión social. La Fundación Integra funciona como enlace entre empresas y entidades sociales. Gracias a su labor, ya se han creado casi 13.000 empleos.
La exclusión social afecta al 18% de los españoles. En total, más de 8,5 millones de personas, de las cuales la mitad se encuentra en una situación de severidad. Esto es un 40% más que hace una década. Por tanto, la ayuda de instituciones y entidades es esencial para conseguir salir de este círculo.
Por ello, la Fundación Integra tuvo claro desde el principio cuál debía ser su función: servir de puente entre las empresas y las organizaciones sociales que ayudan a esta parte de la población. Integra lleva 18 años dando nuevas oportunidades. “Ayudamos a encontrar trabajo y a reintegrarse en la sociedad a personas que han tenido un pasado complicado”, sostiene Ana Muñoz de Dios, su directora.
“Integra nació en un momento de pleno empleo, en el que todavía había personas que se quedaban fuera del mundo laboral por su pasado. Ana Botella creó la fundación en 2001 para unir a las empresas que querían dar oportunidades con entidades sociales“, explica.
Casi dos décadas después, 12.600 personas tienen empleo gracias a Integra. De ellas, 1.260 lo han encontrado en 2018. “Somos una fuente más de reclutamiento. La gente nos llega derivada por las entidades sociales, cuando ya han cumplido su condena o programa de rehabilitación. También recibimos mujeres víctimas de violencia de género o personas con discapacidad“, señala. “Cuando los trabajadores sociales creen que esa persona está preparada para el mundo laboral, nos encargamos de llevar a cabo un proceso de formación, pero, sobre todo, nos convertimos en una escuela de fortalecimiento, ya que les ayudamos a detectar sus capacidades y fortalezas para que tengan éxito en la entrevista laboral”.
Fundación Integra nació como una red de nueve empresas que se comprometieron a contratar a dos personas al año. “Romper esa barrera de dos trabajadores fue nuestro primer y mayor hito. Poco a poco, hemos ido creciendo tanto en empresas como en localización. Ahora, disponemos de una red 89 empresas repartidas por toda España”, afirma.
Ana Muñoz de Dios asegura que la fundación tiene éxito gracias a las personas. “Necesitan una primera oportunidad. Siempre dicen lo mismo: ‘En la cárcel como y duermo, en la calle no. Si nadie me da una oportunidad, solo me queda volver atrás’. Lo único que necesitan es que se les abra una puerta y alguien les dé una oportunidad en igualdad de condiciones”.
El proceso de selección consiste en que las empresas ofrecen sus vacantes a Integra, que envía los currículum de las personas que se ajusten al puesto laboral. “Las empresas no conocen el pasado de una persona. Obviamente, saben que vienen de la Fundación Integra, pero nada más. Es esencial que la oportunidad que se le dé sea en igualdad de condiciones que el resto. Los empleados quieren que les valoren por su talento, no por el peor momento de su vida. Resulta primordial que no se les trate ni con pena ni con miedo”, sostiene Muñoz de Dios.
El ejemplo más claro de que hay que dejar los juicios a un lado es que todas las empresas que han contratado a personas a través de Integra están plenamente satisfechas con su rendimiento y compromiso.
La fundación trabaja con numerosos proyectos. Uno de ellos es “De Mujer a Mujer”, de Banco Santander, donde quince trabajadoras de la entidad realizan sesiones individuales y grupales con quince mujeres víctimas de violencia de género. El objetivo es reintegrarlas en la sociedad y en el mercado laboral. “Ahora han dado un paso más y están intentando incorporarlas al banco o a empresas de sus proveedores”, finaliza.