Las organizaciones en las que depositamos en mayor medida nuestra confianza para afrontar los retos críticos para el futuro de nuestra sociedad son las empresas, por delante de gobiernos y ONGs, según la edición 2022 del barómetro Edelman Trust Barometer, un resultado significativamente distinto al obtenido el año precedente. Banco Santander trabaja desde hace años consciente de esta responsabilidad, con el objetivo de ganarse esa confianza que los ciudadanos exigen a las corporaciones. Todos sus compromisos en esta dirección están recogidos en The Santander Way, el contrato que Santander ha firmado con la sociedad.
La confianza, uno de los valores intangibles más complicados de obtener de los ciudadanos, y que más rápido se pueden perder, es el eje sobre el que pivota el prestigioso Edelman Trust Barometer que, año tras año, pulsa la opinión mundial sobre empresas, gobiernos e instituciones.
La encuesta de la consultora se realiza a más de 36.000 personas en 28 países de todo el planeta. Entre las principales conclusiones de la edición de este año figuran cuáles son los principales temores de la ciudadanía -las desigualdades económicas, el cambio climático o la desinformación-, y que, ante ellos, confiamos más en las empresas para abordarlos con mayores garantías de éxito, por delante de gobiernos y ONGs.
En el informe precedente, preguntados los encuestados en torno a su confianza en la capacidad de las distintas instituciones para resolver los problemas que más nos preocupan, los gobiernos eran la fuente con mayor credibilidad (65%), por delante de empresas (62%), ONG (62%) y los medios de comunicación (59%). En la consulta de 2022, los porcentajes de confianza se reducen, y el cambio más notable es que las empresas pasan al primer lugar del ranking con un 61%, prácticamente la misma cifra que el año pasado, seguidas de las ONG (59%). En este sentido, es revelador el descenso de gobiernos (52%) y medios de comunicación (50%).
Esta mayor desconfianza se debe, en parte, a la falta de credibilidad de los líderes sociales. Si bien los científicos son los referentes más de fiar para la sociedad, según el 75% de los encuestados, el 67 % de los mismos se mostró convencido de que los periodistas los están engañando deliberadamente y su preocupación por el uso de noticias e informaciones falsas como arma está ahora en su punto más alto (76%).
El 66% cree lo mismo sobre los líderes gubernamentales y el 63% tiene la misma opinión sobre los líderes empresariales. Casi uno de cada dos encuestados ve al gobierno (48%) y los medios (46%) como fuerzas disgregadoras en la sociedad y ninguna de las principales fuentes es confiable como forma de información general. Las personas recurren antes a los motores de búsqueda, con un 59%, que a los medios tradicionales, con un 57%, los medios propios, con un 43% y los medios sociales, con un 37%, para buscar respuestas.
Es el momento de que las empresas incluyan los problemas sociales en su estrategia corporativa
Todos estos datos, según los expertos de Edelman, indican que la posición de las empresas ha pasado a ser clave y las oportunidades que plantea su condición de institución más confiable son innegables. Conviene destacar que este es un fenómeno hiperlocal. En verdad, no confiamos en las “empresas” en general, el 77% lo hace en su propio empleador y el 65% confía más en lo que le dice la compañía en la que trabaja que en cualquiera de otras fuentes.
Según el informe de Edelman, es el momento y, casi, una obligación para las empresas colocar los problemas sociales en el centro de su estrategia corporativa. Hay un vacío provocado por la incapacidad de algunos gobiernos y, en opinión de los analistas de la consultora, las empresas deben intervenir: por ejemplo, el 81% de los encuestados cree que los líderes de las compañías deben dar un paso adelante y estar presentes en el debate de políticas públicas o a la hora de destacar el trabajo que realizan las empresas para beneficiar a la sociedad.
Las empresas superan a los gobiernos por 53 puntos en competencia y 26 puntos en ética: los encuestados sostienen que los gobiernos no están haciendo lo suficiente para abordar diferentes problemas sociales como el cambio climático (52%), la desigualdad económica (49%), la recualificación de la mano de obra (46%) y la información fiable (42%).
¿Han dado un paso al frente las empresas para responder a las demandas de la sociedad?
Esta petición de la sociedad ya se recoge en muchas de las estrategias y planteamientos de diferentes empresas, entre ellas Banco Santander. El Banco ya ha manifestado una serie de compromisos con la intención de asumir esta responsabilidad que la sociedad exige a las corporaciones. Están recogidos en The Santander Way, el contrato que ha firmado el Banco con la sociedad que incluye las metas que se ha marcado en el día a día para, sobre todo, ser merecedor de la confianza de todos sus grupos de interés.
Santander quiere actuar de forma responsable con todos sus empleados como factor fundamental para contar con un equipo comprometido capaz de dar el mejor servicio a sus clientes, cumpliendo e incluso superando sus expectativas. Esto genera retornos predecibles para nuestros accionistas, lo que nos permite invertir en iniciativas que contribuyen al progreso de la sociedad. Santander fomenta el orgullo de pertenencia de sus empleados, con el objetivo de ser una de las 10 mejores empresas para trabajar en las geografías en las que opera. Al mismo tiempo, apostamos por una plantilla diversa e inclusiva que permita atraer, desarrollar y retener el mejor talento, sin ningún tipo de desigualdad salarial de género para 2025.
Santander también impulsa su perfil como agente que debe contribuir al crecimiento inclusivo y sostenible. Queremos atender las necesidades de los clientes, ayudar a las empresas a generar empleo, mejorar las condiciones de vida de las comunidades con las que se relaciona y contribuir al empoderamiento financiero de las personas a través de la educación.
De acuerdo con nuestro propósito de ser un Banco cada vez más responsable, Santander apuesta por la financiación que favorezca la transición a una economía baja en carbono, financiando energías renovables y apoyando el desarrollo de infraestructuras sostenibles e inteligentes, teniendo en cuenta los riesgos sociales y medioambientales, así como las oportunidades que genera esta transición ‘verde’. En este marco se encuadra su compromiso de ser una empresa de cero emisiones netas en 2050.