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Vicepresidente del consejo de administración de Santander
El momento de actuar
"Europa debe reducir la burocracia, unificar los mercados y liberar capital para impulsar el crecimiento"
José Antonio Álvarez, Vicepresidente del consejo de administración de Santander
En un momento en que diferentes jurisdicciones están avanzando rápidamente, Europa no puede permitirse quedarse al margen. Los ahorros y el capital de Europa deberían impulsar la innovación, ayudar a las empresas a ganar escala y financiar las infraestructuras críticas europeas. Me alegra ver las recientes reacciones de la Unión Europea (UE), pero no olvidemos que el informe Draghi estima que Europa necesita una inversión adicional de 800.000 millones de euros anuales para recuperar su fortaleza económica.
Los mercados de capitales en Europa siguen estando profundamente fragmentados. Esta fragmentación está limitando su capacidad para escalar la innovación y competir a nivel global. Con más de 500 centros de negociación (incluyendo bolsas y MTFs), la capitalización bursátil de las empresas cotizadas en Europa es solo alrededor del 50% del PIB, en comparación con aproximadamente el 170% en EE.UU. La UE alberga solo el 10% de las OPVs (Ofertas Públicas de Venta) globales. El problema fundamental sigue siendo que Europa carece de un mercado de capitales integrado y competitivo.
Existe una gran oportunidad para movilizar el capital privado. Sin embargo, en lugar de invertir en oportunidades europeas, alrededor de 300 mil millones de euros de ahorros europeos fluyen hacia los mercados estadounidenses cada año.
Además, necesitamos fortalecer las inversiones a largo plazo, principalmente en lo relativo a la renta variable. Por un lado, existe una necesidad urgente de crear incentivos que fomenten la participación minorista en los mercados de capitales europeos. Para ello se necesitan incentivos fiscales relacionados con las posibles plusvalías de capital y dividendos. Por otro lado, necesitamos revisar el marco regulatorio para aseguradoras, fondos de pensiones y bancos para fomentar dichas inversiones a largo plazo.
Para que Europa pueda competir, la Unión de Mercados de Capitales (CMU) debe evolucionar hacia una verdadera Unión de Ahorros e Inversiones (SIU). Un problema clave es la falta de armonización regulatoria en toda la UE. Las reformas posteriores a la crisis hicieron que el sector bancario fuera más resiliente, pero al hacerlo, crearon un sistema excesivamente complejo y excesivamente adverso al riesgo. Por ello, la UE debería enfocarse en los siguientes aspectos:
Primero, la barreras regulatorias y supervisoras de la UE. Para aprovechar plenamente el potencial de los bancos, es hora de realizar ajustes dirigidos y a medida de los enfoques regulatorios y de supervisión, que deberían centrarse en la capacidad del sector para financiar el crecimiento, y en paralelo en seguir garantizando la estabilidad financiera. Un buen ejemplo son las titulizaciones, cuyo marco regulatorio será revisada por la Comisión Europea. Reducir los requisitos de capital y liquidez para los bancos y para las aseguradoras como inversores, junto con simplificar los requisitos de transparencia y diligencia debida, ayudaría a revitalizar este canal de financiación crítico.
Segundo, la estabilidad financiera sigue siendo un pilar fundamental de cualquier estrategia de inversión, y aquí es donde la Unión Bancaria Europea debe fortalecerse. La falta de un Esquema Europeo de Seguro de Depósitos (EDIS por sus siglas en inglés) sigue siendo una de las fuentes más significativas de fragmentación en el sistema financiero. Sin una red de seguridad mutualizada, los depositantes e inversores perciben los riesgos de manera diferente en los Estados Miembros, lo que lleva a ineficiencias en la asignación de capital. Completar la Unión Bancaria con un EDIS robusto y un marco de liquidez en resolución reforzaría la estabilidad financiera y aumentaría la confianza del mercado. Es positivo que se incluya bajo la SIU.
Finalmente, Europa también debe reconocer que muchos bancos y empresas europeos operan en terceros países con entornos económicos y regulatorios distintos. Pero las regulaciones europeas a menudo no tienen en cuenta estas diferencias, imponiendo restricciones innecesarias a los bancos que operan en el extranjero. Las regulaciones locales que se alinean con los estándares de Basilea deben ser respetadas, asegurando que los bancos europeos sigan siendo competitivos en los mercados globales.
Me mantengo optimista y esperanzado, pero Europa necesita una estrategia audaz y completa para fortalecer sus mercados financieros, movilizar capital privado y crear un ecosistema de inversión más dinámico. Esto significa reducir la fragmentación regulatoria, facilitar el acceso al mercado y fomentar un entorno donde la innovación y la inversión puedan prosperar. Una SIU que funcione adecuadamente, apoyada por una Unión Bancaria competitiva y un mercado de titulizaciones revitalizado, proporcionaría una base para el crecimiento a largo plazo.
Si Europa quiere seguir siendo un lugar donde las empresas puedan crecer, donde los ahorradores vean oportunidades reales y donde los mercados financieros apoyen el dinamismo económico, los responsables políticos deben actuar con decisión. La UE tiene el capital, el talento y el potencial para competir en el escenario global. Lo que necesita ahora es la voluntad política para eliminar barreras y construir un sistema financiero que realmente funcione para el crecimiento.