La economía global, entre la “supermacro” y la geopolítica: ¿quién se equivoca?

2022
550 puntos básicos

los bancos centrales de todo el mundo subieron los tipos de interés

desde comienzos de año
15% incremento

del precio del oro

2022
550 puntos básicos

los bancos centrales de todo el mundo subieron los tipos de interés

desde comienzos de año
15% incremento

del precio del oro

«Desde el campo de la macroeconomía, crece la sensación de que estamos ante un “remake” de Supermán»

Juan Cerruti, Economista jefe de Grupo Santander

La sensación de que la economía global puede crecer pese a los tipos altos, los sobresaltos bancarios del año pasado, y la inflación resistente, contrasta con las preocupaciones por la situación geopolítica y sus impredecibles efectos. ¿Quién se equivoca? ¿Nos estamos acostumbrando a convivir con mayores niveles de incertidumbre?

 La economía global y los mercados parecen estar en un momento, sino de euforia, al menos de boyante optimismo. Desde el campo de la macroeconomía, crece la sensación de que estamos ante un “remake” de Supermán, versión económica (o la denominada “Supermacro”). Y es que la macro, sin duda, ha brindado razones para el optimismo. De concretarse, nunca se habrá visto en la historia económica global un aterrizaje suave (“soft-landing”) más exitoso; es decir, una situación en la que los bancos centrales logran desacelerar la inflación sin afectar sensiblemente (léase, arrastrar hacia una recesión) a las economías. 

Cabe recordar que la inflación se disparó en 2021, producto primero de los cuellos de botella y las disrupciones en las cadenas globales de valor (como consecuencia de la pandemia), y luego, en 2022, por las subidas de los precios de los alimentos y de la energía, tras comenzar la invasión de Rusia a Ucrania. Ante ello, los bancos centrales de todo el mundo subieron los tipos de interés 550 puntos básicos en promedio, lo que supone el mayor endurecimiento monetario global de la historia moderna: ocho de cada diez bancos centrales incrementaron el precio del dinero entre 2022 y 2023. Y, aunque todo hacía presagiar un enfriamiento económico abrupto, nada de ello ocurrió. 

Hubo desaceleración económica, sí. Pero fue mucho menor a la prevista. En parte, por la fortaleza de los mercados laborales, con tasas de paro muy inelásticas, producto de una oferta laboral que se reduce por cuestiones demográficas y otros motivos. En parte, también, por la respuesta de la política fiscal, que ha respaldado a las familias y a las empresas para que no sufrieran los choques con toda su crudeza. 

La sensación que hoy predomina entre los inversores y en los mercados es que esta macro es “invencible”: soportó un endurecimiento monetario y una marcada caída de ingresos por la inflación, las tasas de empleo siguen en récord histórico en varias geografías, las tasas de paro permanecen cerca del pleno empleo en muchos países, y por si quedaran dudas, las turbulencias financieras que se atravesaron en marzo de 2023 con la caída de SVB y otros bancos lograron aislarse tempranamente. 

Por si fuera poco, a esta “Supermacro” se le suma la euforia que genera en los mercados la irrupción de la inteligencia artificial, que promete multiplicar la productividad (y las rentabilidades), y que ya tiene nombre con las acciones de los denominados “Siete magníficos” (Nvidia y amigos…). Así, en los últimos 6 meses, las bolsas en Estados Unidos y Europa subieron alrededor del 20%, impulsadas por las acciones tecnológicas. 

Pero no todo son sonrisas. Semejante optimismo contrasta con la preocupación que se respira entre los especialistas en geopolítica. Algunos hablan de un mundo que hoy convive con dos guerras “calientes” (Ucrania-Rusia y Medio Oriente) y una incipiente guerra fría (Estados Unidos-China), todas de consecuencias difíciles de prever en el futuro. De hecho, los índices de riesgo geopolítico son aún un 50% más altos que antes de la guerra en Ucrania. Mientras tanto, el oro, que suele ser refugio de valor en épocas de incertidumbre, ha visto cómo su precio se ha incrementado un 15% desde comienzos de año (cuando, en general, ante un escenario de tipos altos suele estar deprimido). Pareciera que el mundo ingresó en una lógica binaria, en la cual el sistema sólo admite resultados del tipo “cero” o “uno”. O todo o nada. 

En este contexto, la pregunta es obvia: ¿quién se equivoca? Si alguien le dice que lo sabe, usted desconfíe. “Medir” riesgos como los geopolíticos nunca ha sido sencillo, como no lo es con ningún riesgo de cola, por definición. ¿Están los mercados subestimando el riesgo geopolítico? ¿Están los gobiernos magnificando el potencial impacto de algún conflicto? O, como sugieren algunos analistas, ¿acaso hemos aprendido a convivir con mayores niveles de incertidumbre en este mundo interconectado e hiper globalizado? El tiempo, como suele ocurrir, tendrá la última palabra.