El sector financiero brasileño es hoy en día uno de los más innovadores, competitivos e inclusivos del mundo. La profunda transformación de la industria, espoleada por una rápida adopción tecnológica, convierte al país en un banco de pruebas que adelanta tendencias del futuro en el resto de los mercados.
Santander está enfocado en ser el banco principal de sus clientes mediante la combinación de la mejor tecnología y la presencia física a través de sucursales.
En un país marcado históricamente por la desigualdad y un lento proceso de bancarización, el sistema financiero brasileño está protagonizando una transformación sin precedentes, que se caracteriza hoy en día por ser uno de los más innovadores, competitivos e inclusivos del mundo.
La clave de este salto no está solo en la tecnología, sino en una combinación única de factores: una población masivamente conectada, ciertos cambios regulatorios que han favorecido una apertura del sector financiero y una apuesta decidida por la digitalización como motor de desarrollo económico. En pocos años, Brasil ha pasado de tener millones de personas fuera del sistema financiero a rozar la bancarización total: más del 94% de los adultos ya tiene acceso a una cuenta y a servicios financieros básicos, de acuerdo con un estudio realizado por idwall en mayo 2025. Una revolución silenciosa pero profunda.
En este entorno tan competitivo, donde en promedio un cliente tiene entre cinco y seis cuentas corrientes y casi tres tarjetas de crédito activas, Santander se ha propuesto el objetivo de ser el banco para sus clientes. Para lograrlo, todos nuestros esfuerzos —desde nuestras sucursales hasta los canales digitales y remotos— están enfocados en ofrecer conveniencia, confianza y valor en cada punto de contacto. Sí, somos un banco digital. Pero también somos un banco con oficinas, con personas y con presencia real.
Y esa combinación marca la diferencia en un ecosistema que evoluciona a una gran velocidad. Por un lado, la tecnología ha sido clave en esta transformación, como demuestra, por ejemplo, el lanzamiento de la nueva app Santander, desarrollada con la colaboración de equipos locales y globales. Por otro lado, las sucursales físicas y canales remotos continúan siendo esenciales para atender al cliente cuando y donde más lo necesita. Esta integración —de canales, talentos y soluciones— permite a Santander ser más ágil, relevante y humano, tres factores diferenciales frente a sus competidores.
Los resultados de esta transformación ya se hacen visibles. Nuestro NPS (Net Promoter Score, el indicador de referencia para medir el grado de satisfacción de clientes) ha crecido de forma consistente en los últimos 12 a 18 meses, tanto en retail como en empresas.
Brasil como referencia regional (y global)
El resultado de este proceso no es solo una mejora en eficiencia o cobertura, sino un cambio de paradigma. Brasil se ha convertido en el mayor banco de pruebas de América Latina y en un caso de estudio global sobre cómo diseñar un sistema financiero más competitivo y preparado para el siglo XXI.
Lejos de ser un milagro puntual, esta transformación se apoya en un consenso institucional, una base tecnológica robusta y una ciudadanía cada vez más digitalizada. Avances regulatorios como el Open Finance e innovaciones como Pix han impulsado la transformación digital del país y nos inspiran a seguir evolucionando.
Por eso, muchos de los desarrollos que creamos en Brasil ya están siendo observados —e incluso replicados— por otros países del grupo Santander.
Resultados sostenibles con una gestión disciplinada
En una región naturalmente volátil como América Latina, garantizar estabilidad y previsibilidad en los resultados es una prioridad. Queremos entregar retornos consistentes al grupo y para eso trabajamos en la diversificación de ingresos, el equilibrio entre crédito, pasivos y comisiones, y la mejora continua de nuestra eficiencia operativa.
Seguimos diariamente nuestros indicadores clave: comisiones, eficiencia, mix de activos y pasivos, previsibilidad de ingresos y retorno sobre inversiones. Buscamos menos resultados extraordinarios y más rendimiento sólido y sostenible.
Nuestra estrategia es clara: enfocarnos en negocios que generan mayor valor y retornos elevados. Por eso, priorizamos el segmento afluente, las pymes, la financiación de autos y consumo — donde somos líderes — con una tecnología y un servicio de primer nivel. También estamos creciendo en el segmento corporativo y de banca mayorista, que aporta estructuras de riesgo diversificadas y alto potencial de ingresos por comisiones.
Todo se resume en una creencia: el cliente debe estar en el centro de cada decisión. Con escucha activa, relevancia y agilidad, estamos construyendo un banco más rentable, más equilibrado y predecible — y, sobre todo, más cercano a nuestros clientes.