En América Latina, donde aproximadamente 190 millones de personas carecen de acceso a servicios financieros, de acuerdo con estudio divulgado por el Banco Mundial, Brasil enfrenta desafíos de inclusión, con una profunda brecha digital y desigualdades sociales. En este contexto, Santander juega un papel clave con iniciativas como Prospera Microcrédito, que no solo otorgan financiación, sino que también brindan formación y acompañamiento a microemprendedores en regiones desatendidas. Con más de 28.000 millones de reales (unos 5.300 millones de euros) en créditos otorgados, Santander impulsa la inclusión financiera, transformando vidas y promoviendo el desarrollo económico local de manera sostenible.
En América Latina, aproximadamente 190 millones de personas aún carecen de acceso pleno a servicios financieros formales, y solamente 18% de los trabajadores informales logran un nivel avanzado de inclusión financiera. Esta realidad no solo limita el desarrollo económico de la región, sino que perpetúa ciclos de desigualdad y exclusión social.
Brasil, a pesar de sus avances en bancarización —con más del 97% de adultos con acceso a una cuenta según el Banco Central del país—, sigue enfrentando retos estructurales: regiones con bajo acceso al crédito, informalidad persistente, desigualdades de género y una profunda brecha digital en zonas rurales y periurbanas.
En este contexto, Santander ha entendido que el crédito no es solo una herramienta financiera, sino también una palanca de transformación social. Y ha apostado, desde hace más de dos décadas, por una estrategia pionera que busca integrar a quienes tradicionalmente han quedado fuera del sistema: los microemprendedores.
Prospera: una plataforma de inclusión que transforma vidas
Con ese propósito nació Prospera Microcrédito, un programa que impulsa la inclusión financiera y fortalece a los pequeños negocios en todo Brasil. Su misión es clara: apoyar a los microemprendedores que muchas veces son invisibles para el sistema financiero tradicional, pero que dinamizan la economía local, generan ingresos y enfrentan desafíos todos los días.
Desde su creación, Prospera ha otorgado más de 28.000 millones de reales (unos 5.200 millones de euros) en microcréditos, beneficiando a 2,8 millones de personas. Solo en 2023, superó 3.300 millones de reales en cartera activa, con más de 1,1 millones de clientes, el 68% de ellos mujeres.
Pero más allá de las cifras, su fuerza está en el modelo. Prospera está presente en más de 1.700 municipios, con fuerte presencia en regiones históricamente desatendidas como el Norte y el Nordeste. Más de 1.400 agentes visitan a los clientes en sus comunidades, no solo con tecnología, sino también con escucha activa, cercanía y empatía. Acompañan, entienden y orientan, respetando el ritmo de cada emprendedor y brindando apoyo real en el momento justo. Esa presencia humana y cercana es lo que garantiza una atención personalizada, eficiente y transformadora.
De microcrédito a ecosistema: una visión integral del desarrollo
Prospera va más allá de la mera financiación, porque la inclusión financiera no puede limitarse al acceso a crédito. Nuestros clientes tienen acceso a cuentas corrientes, tarjetas, seguros, terminales de pago Getnet y, sobre todo, formación empresarial adaptada a su realidad.
A través de la plataforma Avançar, desarrollamos un ecosistema de formación con cursos online y presenciales enfocados en la realidad de los pequeños negocios: flujo de caja, ventas digitales, fijación de precios y emprendimiento. Solo en el último año, más de 9.000 personas fueron certificadas. Se trata de fortalecer capacidades, no solo balances. Porque creemos que el crédito consciente y el conocimiento van de la mano.
Esta convicción se inscribe en una visión más amplia del Grupo Santander, que considera la educación como un instrumento clave para reducir desigualdades, cerrar brechas de oportunidades y construir una prosperidad más inclusiva. En un mundo marcado por la disrupción tecnológica y el cambio constante, el acceso a la formación continua es esencial para que las personas puedan adaptarse, crecer y prosperar. Por eso, el compromiso del banco con la educación no se limita a un programa o una geografía: forma parte de una estrategia global que entiende el aprendizaje como un derecho, un motor de desarrollo y una herramienta de transformación social.
En línea con esta visión, en Santander nos hemos propuesto empoderar financieramente a cinco millones de personas entre 2023 y 2026, especialmente a través de iniciativas de educación financiera, acceso a productos y servicios inclusivos y apoyo a colectivos vulnerables.
Además de ser justo y ético, este enfoque integral, que combina crédito con educación financiera, es también positivo desde el punto de vista del negocio, porque reduce la morosidad, aumenta la resiliencia de los negocios y genera efectos multiplicadores en el desarrollo local.
Un modelo replicable para un reto global
En un mundo donde la desigualdad se agrava y la informalidad sigue siendo la norma en muchas economías emergentes, modelos como Prospera ofrecen una vía concreta para una inclusión financiera transformadora y sostenible.
Brasil ha servido, una vez más, como laboratorio de innovación social dentro del Grupo Santander. Hoy, la experiencia de Prospera es observada como referente en otros países del grupo —no solo por sus resultados, sino por su capacidad de combinar rentabilidad con propósito.
Porque incluir financieramente a millones de personas no es solo una cuestión de justicia. Es también una estrategia inteligente para construir economías más estables, redes más resilientes y sociedades más prósperas.
Transformar trayectorias, cambiar futuros
El crédito, cuando es justo, oportuno y acompañado, puede cambiar el destino de una familia o de una comunidad entera. Esa es la convicción que inspira a los más de mil profesionales de Prospera cada día.
Un ejemplo elocuente es el de Neilda, microemprendedora del estado de Ceará y clienta de Prospera desde hace 25 años. Gracias a créditos bien planificados y sucesivos, transformó un pequeño salón improvisado en un negocio próspero. Aprendió a gestionar su flujo de caja, mejoró sus ingresos, amplió su clientela —y hoy puede darles una vida mejor a sus hijas.
“Si no fuera por Prospera, no habría llegado hasta aquí”, dice. “Aprendí a manejar el dinero. Aprendí a soñar otra vez.”
La historia de Neilda representa a miles de emprendedores invisibles para el sistema financiero tradicional, pero profundamente relevantes para el tejido económico local. Son historias que no siempre aparecen en los informes macroeconómicos, pero que reflejan con nitidez el impacto real de la inclusión financiera.
Porque en cada historia como la de Neilda hay una lección poderosa: la inclusión no es un gesto, es una decisión estratégica. Y Santander continúa comprometido con ese propósito: ampliar el acceso, acompañar con cercanía y transformar trayectorias reales en todo Brasil.