Covid ha provocado una crisis sanitaria global y un parón en las economías de todo el mundo, pero no ha frenado el cambio climático. El mundo va camino de terminar este siglo con un aumento de temperatura de 3 grados centígrados, muy por encima del 1,5 ºC fijado como límite en los Acuerdos de París.

Si no lo evitamos, las consecuencias para nuestro planeta serán enormes. Estamos, por tanto, ante una emergencia global. La buena noticia es que no es demasiado tarde para actuar, pero tenemos que hacerlo ya y rápido. La clave estará en lo que seamos capaces de avanzar durante la próxima década.

Para mantener el calentamiento del planeta en esos 1,5 grados centígrados tenemos que reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero un 45%, desde los niveles de 2010, antes de 2030 (estimaciones IPCC ONU) y alcanzar lo que se llama "net zero" o "neutralidad de carbono" en 2050: una equilibrio en el que las emisiones de carbono que se producen son iguales a las que se eliminan de la atmósfera. 

En esta tarea,  el sector financiero tiene un papel fundamental por una razón evidente: somos los que financiamos la economía. Somos uno de los bancos más grandes del mundo y tenemos la responsabilidad de apoyar la transición a una economía verde, ayudando a las personas y las empresas a reducir sus emisiones.

Sentando las bases para alinear nuestro portfolio con los Acuerdos de París

Por eso hemos anunciado un ambicioso plan para alcanzar el "net zero" (ser neutros en CO2)  en toda la actividad del Grupo en 2050. Esta ambición no solo se refiere a nuestra propia actividad, que desde 2020 ya es "net zero", sino también a todas las emisiones de nuestros clientes, que resulten de la financiación, asesoría o servicios de inversión proporcionados por Santander.

Es un plan ambicioso y el camino que tenemos por delante será largo. Pero no podemos esperar. Y los primeros pasos los tenemos claros.

Hemos publicado nuestros primeros objetivos de descarbonización en los sectores "emisores de carbono" de nuestra cartera de financiación, y hemos empezado por la energía, porque es el mayor emisor de CO2 .

Esto significa que en 2030 dejaremos de financiar a los productores de energía que tengan más de un 10% de ingresos provenientes del carbón y eliminaremos toda nuestra exposición a las minas de carbón con finalidad energética en todo el mundo. 

Y esto es solo el principio: daremos más detalle de nuestra hoja de ruta más adelante este año y en septiembre de 2022 compartiremos también nuestros objetivos de descarbonización para otros sectores, como el de petróleo y gas, el sector del automóvil o la minería. 

Mientras tanto, vamos a seguir reportando nuestros riesgos medioambientales relacionados con el clima, siguiendo las recomendaciones del Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con el Clima (TCFD, por sus siglas en inglés). De esta manera aseguramos que estamos integrando la lucha contra el cambio climático y el apoyo a la transición verde en el centro de nuestra estrategia y en el día a día de la gestión del banco.

Además de lo anterior, para seguir construyendo un futuro sostenible haremos otras dos cosas:

Primero, ayudar a movilizar los billones de euros necesarios para financiar la economía verde. Queremos que las economías crezcan, por supuesto. Pero no podemos hacerlo a cualquier precio. Tenemos que romper el vínculo entre crecimiento y emisiones de carbono que están dañando el planeta. Por eso la energía renovable es tan importante. Santander es líder mundial en financiación de proyectos de energías renovables. Solo el año pasado financiamos proyectos que produjeron energía suficiente para suministrar a más de 10 millones de hogares.

De nuevo, esto es solo un punto de partida. Nos hemos comprometido a movilizar 120.000 millones de euros de financiación verde hasta 2025 y a alcanzar los 220.000 millones en 2030. Y además queremos promover el potencial transformador de nuestros 148 millones de clientes en todo el mundo. Estamos trabajando en desarrollar más opciones para que puedan ser sostenibles y respetuosos con el medioambiente en todas las decisiones financieras que tomen, desde comprar un coche a mejorar el aislamiento de sus casas. 

Por último, está claro que también tenemos que seguir minimizando el impacto de nuestra propia actividad, reduciendo las emisiones de Santander en todo el mundo.

Llevamos midiendo nuestra huella de carbono desde 2001 y hemos avanzado bastante. En 2020 alcanzamos el objetivo que nos marcamos de ser neutros en carbono en nuestra propia actividad, usando energía renovable y compensando el exceso de emisiones. A nivel global, el 57% de la energía que usamos en nuestros edificios es renovable, y en España, Portugal, Reino Unido y Alemania el 100% es ya energía verde. Nos hemos comprometido a que en 2025 todo nuestro suministro eléctrico provenga de renovables y seguimos trabajando para poder reducir aún más nuestras propias emisiones.

La conclusión es clara. Para hacer frente al cambio climático, tenemos que actuar con urgencia, y hacerlo ya. Se trata de gestionar los riesgos que genera el cambio climático,y además saber aprovechar las oportunidades de esta revolución verde. Una revolución que necesita innovación y grandes inversiones en tecnología para poder tener éxito. 

El cambio que necesitamos no lo puede abordar nadie por separado - ni las personas, ni las empresas, ni los gobiernos. Igual que pasa con covid, la lucha contra el cambio climático depende de la cooperación internacional, de que seamos capaces de trabajar todos juntos para tomar las decisiones importantes necesarias y actuar con urgencia. Nuestra ambición de alcanzar el "net zero" es un solo un primer paso, pero como dice el proverbio chino, “el viaje de mil millas comienza con un solo paso”. 

Ana Botín
Presidenta ejecutiva

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