Un nuevo estudio respaldado por Santander UK revela la magnitud de una "fraudemia" global y la necesidad de emprender una acción internacional coordinada para vencer a los estafadores. Santander continúa dedicando importantes recursos a proteger a sus clientes.
Uno de cada cinco adultos (21 %) ha sido víctima de una estafa en los últimos tres años según un informe mundial de referencia que encuestó a miles de personas de 15 países.
Según los datos de la investigación pionera "It’s a Fraudster’s World" (El mundo del fraude), 211.000 millones de dólares (168.000 millones de libras) han caído en manos de los defraudadores.
Además de las pérdidas sufridas por las personas, el informe calcula que el coste socioeconómico de las estafasen esos países - como la reducción de la productividad por tener que hacer frente a las consecuencias del fraude - ascendía a más de 537.000 millones de dólares (420.000 millones de libras). En el gráfico siguiente, se muestra más información sobre los tipos de impactos negativos más amplios experimentados por las víctimas de fraude agregadas en los 15 países, 2021- 2023.
Tipos de impactos negativos más amplios que experimentan las víctimas de fraude en conjunto en 15 países, 2021-2023
También existen factores emocionales debilitantes más allá del dinero: el 40% de los encuestados declaró sentirse más desconfiado con los demás después de haber sido objeto de un ataque, mientras que el 12% redujo su uso de Internet y las tecnologías de la comunicación como consecuencia de ello.
El informe es el primero de este tipo y se ha elaborado para Santander UK en colaboración con Social Market Foundation (SMF), un think tank no partidista.
Se estima que unos 228 millones de personas en los países encuestados sufrieron fraude, al menos una vez, entre 2021 y 2023. Esto equivale a 76 millones de víctimas al año, con cada una de ellas perdiendo alrededor de 1.356 dólares. La pérdida media más elevada se dio en Singapur y la más baja, en Brasil.
“A pesar de los esfuerzos de bancos y responsables políticos, las bandas de delincuentes que están detrás del fraude se enriquecen con miles de millones y cuestan a la economía mundial cientos de miles de millones”, afirma Stephen White, director de Operaciones de Santander UK. "El fraude se ha convertido en un fenómeno global y como tal necesita una acción colectiva global".
Posibles soluciones para combatir la "fraudemia"
Además de calcular la magnitud de la “fraudemia”, los autores también intentaron alcanzar un consenso para abordar el problema.
En todos los países encuestados, el público en general cree que todos los integrantes de la "cadena del fraude" - bancos y proveedores de servicios de pago, plataformas de redes sociales, empresas de telecomunicaciones y proveedores de Internet - tienen responsabilidad de indemnizar a las víctimas por sus pérdidas.
Los que forman parte de esta cadena no son autores de estafas, pero sus sistemas son potencialmente vulnerables al abuso.
Según los autores del informe, la coordinación internacional de la lucha contra el fraude es desesperadamente necesaria, dada la capacidad de los defraudadores para actuar más allá de las fronteras internacionales.
"Nuestra investigación presenta la imagen más clara hasta el momento de la escala del problema del fraude global", afirma Richard Hyde, investigador principal de la Social Market Foundation. "Cualquier país que actúe solo está mal equipado para lidiar con los estafadores de hoy, que pueden operar desde cualquier lugar y cobrarse una víctima a miles de kilómetros de distancia. Para enfrentar este desafío, los gobiernos de todo el mundo deben coordinarse y poner en marcha fuertes medidas antifraude a nivel nacional; esto creará la mejor plataforma desde la cual el mundo puede enfrentarse al fraude transfronterizo".
El informe contiene una serie de recomendaciones para aumentar la colaboración internacional y garantizar que todos los Estados:
Los datos presentados en el informe proceden de encuestas representativas a más de 28.000 adultos de 15 países: Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, México, Nueva Zelanda, Portugal, Reino Unido y Singapur.
El fraude se comete a gran escala en todo el mundo
En Estados Unidos se registró el mayor nivel de fraude, con un 31 % de adultos víctimas de estafadores, mientras que solo el 8 % de los adultos japoneses se vieron afectados, la cifra más baja del estudio.
El fraude del pago push autorizado (APP), un tipo de estafa en la que se engaña a las personas para que envíen un pago o realicen una transferencia a los estafadores, fue el delito más común sufrido por las víctimas en todos los países estudiados.
Los investigadores encontraron un apoyo considerable en todos los países, tanto a que las organizaciones de la cadena del fraude compartan la responsabilidad por el impacto financiero de los delitos individuales contra los consumidores como a que se impongan sanciones económicas cuando no tomen medidas eficaces para prevenir e interrumpir el fraude.
Alrededor del 90 % de los encuestados está de acuerdo en que los participantes en la cadena de fraude deben asumir parte del coste del fraude, mientras que el apoyo a las sanciones económicas contra las organizaciones que no tomen las medidas adecuadas contra el fraude supera el 63 %.
Los consumidores ven con buenos ojos el intercambio de datos entre quienes participan en la cadena de fraude. Según la encuesta, el intercambio privado de datos e información entre empresas de servicios financieros es el acuerdo que más apoyo recibe.
Los controles de seguridad mejorados crean "fricción", lo que significa que las operaciones tardan más en completarse. Según un especialista en fraudes entrevistado por los investigadores: "Cuando hay una preocupación, una señal de riesgo o una advertencia, los bancos necesitan más tiempo del que tienen ahora para poder tomar una decisión basada en una respuesta informada a las preguntas, en lugar de en una suposición".
Los datos de la investigación del SMF sugieren que la introducción de medidas como una mayor verificación de la identidad de pagadores y beneficiarios sería aceptada por la mayoría de los consumidores.
Sin embargo, el entusiasmo por la ralentización de los pagos fue menor, por lo que las medidas que retrasan las transacciones podrían tener que orientarse en función del riesgo, en lugar de aplicarse de forma generalizada.
Necesidad de cooperación internacional para vencer a los ciberdelincuentes
Todas las medidas propuestas por la Social Market Foundation exigen una actuación coordinada de las entidades financieras, las empresas de pagos y telecomunicaciones, en colaboración con las fuerzas del orden y los reguladores.
Reunir a todas las partes es demasiado para una sola empresa, o incluso para un solo país, por lo que los autores del informe sostienen que las Naciones Unidas podrían ser el mejor foro para lograr una acción colectiva.
Creen que una convención de la ONU abarcaría a la mayoría de los países y daría lugar a un alto grado de cumplimiento, lo que se traduciría en una contención mundial de los estafadores que hacen sufrir a millones de personas con una indiferencia despreocupada por el daño financiero y emocional que causan.