Tarjetas de crédito o débito, teléfonos y relojes inteligentes, carnés de transporte público… Aunque la tecnología NFC no es una novedad, cada vez más dispositivos la integran para intercambiar datos o realizar compras de forma instantánea y sencilla. A continuación, te contamos en qué consiste y sus usos más frecuentes.

Sus siglas provienen de near-field communication (“comunicación de campo cercano”, en español) y aluden a la naturaleza de esta herramienta: facilitar los canales de conexión entre dispositivos que se encuentran próximos entre sí de forma inalámbrica para cruzar datos. 

Esto es posible a través de un campo magnético establecido entre las antenas en espiral de los terminales que dará lugar a una conexión unidireccional, como ocurre cuando pagamos con nuestra tarjeta de crédito sin contacto en un dispositivo de pago con NFC; o bidireccional, si abrimos canales de conexión entre dos dispositivos como teléfonos móviles entre sí y compartimos imágenes. 

Una conectividad contactless para hacer más eficiente nuestro día a día

La tecnología NFC tiene múltiples funcionalidades, pero probablemente la más popular sea la relativa a los pagos sin contacto: muchas tarjetas de crédito o débito tienen incorporada esta conexión y basta con acercarlas a un TPV (Terminal de Punto de Venta) que cuente también con ella para realizar el pago de nuestras compras en distintos establecimientos. Es el mismo caso que si pagamos desde nuestra cartera virtual o app de banca digital con nuestro teléfono móvil o reloj inteligente

Sin embargo, podemos beneficiarnos de este método con otros propósitos como:

    • Obtener tiques de acceso: en muchas ciudades han quedado atrás los clásicos billetes de papel para viajar en transporte público. En su lugar, las tarjetas digitales son una excelente forma de validar nuestros trayectos: basta con recargarlas en los distintos puntos de venta de las estaciones u otros establecimientos asociados y acercarlas al terminal de validación cada vez que vayamos hacer uso de ellas. 
    • Abrir canales de conexión entre dispositivos: esta tecnología puede, entre otros usos, favorecer la transferencia de información a través de la activación y posterior desactivación del bluetooth. Así, por ejemplo, podemos emparejar nuestros auriculares inalámbricos. 
    • Mecanizar distintas tareas: esto es posible gracias a las etiquetas NFC, unos adhesivos que llevan integrada esta tecnología y pueden configurarse para que, cuando un dispositivo inteligente se acerque a ellas, realice una determinada acción de manera automática. Por ejemplo, si colocamos una de estas pegatinas en la puerta del dormitorio, nuestro teléfono móvil puede ponerse instantáneamente en modo silencio.

    Así, la tecnología NFC se ha convertido en un aliado perfecto para llevar a cabo diferentes acciones en nuestra rutina, gracias a los múltiples beneficios entre los que destaca la inmediatez, ya que las conexiones se realizan en un corto espacio de tiempo; la comodidad, gracias a la automatización de diferentes actividades; y la seguridad, uno de los principales retos en el mundo virtual. En este sentido, es importante resaltar que la tecnología NFC no es una herramienta que, por sí misma, permita la autenticación. 

    ¿Quieres conocer más acerca de pagos móviles? En este artículo de Santander Global Tech, descubrirás tres leyendas urbanas desmentidas sobre ellos.  

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