La inclusión financiera es uno de los factores que hacen que una sociedad pueda  prosperar y progresar. Para impulsar el acceso a los servicios y productos financieros, en Santander creamos el programa Prospera, una plataforma de microcréditos con la que contribuimos al crecimiento de pequeños negocios que no tienen acceso al sistema financiero.

A día de hoy, la inclusión financiera es uno de los grandes desafíos para las empresas, instituciones  y gobiernos. Se estima que existen más de dos mil millones de personas sin acceso a los servicios financieros elementales. Tener acceso a estos servicios contribuye a la mejora de las condiciones de vida de aquellos grupos que se encuentran en situación de vulnerabilidad. En este contexto, los microcréditos se han convertido en una herramienta fundamental para favorecer la inclusión financiera de las comunidades más desfavorecidas.

Para  contribuir al avance de las personas que no tienen acceso a los productos financieros, en Santander contamos con programas como Prospera, una iniciativa que impulsa en Brasil el crecimiento de pequeños negocios a través de microcréditos. Solo en 2018, ayudamos a 100.000 emprendedores del país latinoamericano con escasa capacidad económica a impulsar sus negocios.

El 70% de estos microcréditos se destinan a ayudar a emprendedoras de pequeños negocios  -en su mayoría mujeres costureras, camareras o vendedoras- a financiar los gastos propios de su emprendimiento y a crecer profesionalmente, ya sea gracias a una financiación para comprar maquinaria, realizar una reforma de las instalaciones o crear un nuevo proyecto.

Una de estas mujeres emprendedoras es Dona Valderine. Siempre ha estado enamorada de la pastelería y, por ese motivo, decidió empezar a comercializar sus pasteles. Al principio, hacía los productos en casa, en una pequeña cocina, y solo vendía a amigos y vecinos. Con el apoyo de la iniciativa Prospera, pudo alquilar un local y comprar materiales y equipos para elaborar más productos. Hoy en día hace más de 100 pasteles a la semana y emplea a una persona en su establecimiento. Asegura que esto es solo el principio de su crecimiento.

Otra emprendedora ayudada por Prospera es Rosa Mesquita. Desde hace tiempo, había estado vendiendo libros de puerta en puerta para ayudar a su padre a mantener a su familia. Su sueño siempre había sido ser profesora y tener su propia escuela infantil para niños en situación de pobreza. Hace unos años tuvo acceso a un microcrédito de Santander y con ese dinero pudo construir un aula. En la actualidad, Rosa atiende a más de 90 niños cuyas familias no pueden pagar su escolarización.

Ellas y cientos de usuarios más de Prospera han conseguido avanzar y participar en el progreso de sus comunidades. En palabras de nuestra presidenta, Ana Botín: “Esto es banca responsable en acción: ayudar a que las personas puedan hacer realidad sus sueños, apoyar la creación de nuevos puestos de trabajo y nuevas oportunidades, y de esta manera compartir beneficios del crecimiento económico”.

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