Elaborar un presupuesto para nuestro día a día es como allanar un camino sinuoso lleno de bifurcaciones: elegir uno ordenado y personalizado nos puede ayudar a nuestro bienestar y tranquilidad. ¿Cómo lo podemos confeccionar?


No hay dos presupuestos personales iguales: la receta para preparar el nuestro debe contener ingredientes personalizados que solo nosotros sabemos que nos funcionan y encajan a la perfección con nuestros gustos y necesidades. No obstante, todos los presupuestos tienen elementos en común, como el seguimiento de los ingresos, los gastos fijos y los gastos variables. En este artículo vamos a detallar una serie de recomendaciones que nos pueden facilitar elaborarlo.

Extracto de la cuenta  Fecha Titular Código Cuenta Cliente Entidad Oficina  Dígitos de control Núm. de cuenta  Concepto Valor Importe Saldo Saldo anterior Cargo traspaso saldo Pago cheque recompensado Cargo compra Intereses Pago recibo gimnasio Pago recibo teléfono Cargo Compra Pago recibo luz Nómina Fecha emisión extracto Titular cuenta Fecha operación Concepto operación Fecha valor operación Importe operación Saldo cuenta

En primer lugar, debemos tener en cuenta los ingresos que obtenemos a corto y medio plazo para que sean la casilla de salida de nuestro presupuesto. Esta será la cantidad de la que nazca nuestra capacidad de gasto y nuestra capacidad de ahorro. Recuerda que el ahorro no es el dinero que te sobra cada mes, sino que es un monto que te propones separar para contribuir a alcanzar una meta financiera, para lo cual un presupuesto es esencial.

Una vez hemos identificado nuestros ingresos, debemos fijarnos en nuestros gastos, tanto fijos como variables, obtener información de los mismos y analizarlos. ¿Todos los gastos que hacemos son necesarios? ¿Podemos prescindir de alguno de ellos? Ordenarlos por orden de preferencia y necesidad nos puede dar las respuestas para contestar a estas preguntas. Si hasta ahora no hemos llevado un registro de nuestros gastos, es algo que podemos empezar a incorporar en este momento. Para ello, podemos usar algunas herramientas como las aplicaciones móviles especializadas en esta tarea. Apuntar nuestros gastos en una libreta también puede ser muy útil si nos gusta más el método tradicional.

Una vez tenemos todos los gastos controlados, podemos empezar a organizarlos por categorías genéricas como alimentación, hogar, educación o entretenimiento, por ejemplo. Dentro de cada una de ellas, podemos incluir subcategorías y dar un presupuesto específico y realista a cada una de estas partidas de gasto. A la hora de otorgar una cuantía específica, es clave establecer prioridades. En la medida de tus posibilidades procura contar con un fondo para emergencias que cubra al menos tres meses de gasto familiar.

Este ejercicio lo tenemos que hacer con periodicidad: hacer un seguimiento a nuestros gastos definirá nuestra salud financiera a corto y medio plazo y dará tranquilidad a tu vida. Esto también nos permitirá ir reajustando nuestro presupuesto a medida que cambian nuestras condiciones y nuestras necesidades.

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