Seguridad energética, transición verde y geopolítica
La revista Foreign Affairs, publicada por el think tank estadounidense “Council on Foreign Relations”, analiza el concepto de seguridad energética que se ha convertido en un mantra para muchos gobiernos tras la reciente crisis energética y el retorno de la rivalidad entre grandes potencias mundiales. La seguridad energética ha llevado a Europa y Estados Unidos a adoptar políticas industriales para fomentar la transición hacia una economía verde que, paradójicamente, socavan la cooperación internacional necesaria en la lucha contra el cambio climático, al alimentar las fuerzas de la fragmentación y el proteccionismo.
- La transición energética y la geopolítica están entrelazadas: La guerra de Ucrania nos ha demostrado que la transición a una economía de energías limpias puede resultar caótica en la práctica, produciendo nuevos conflictos y riesgos a corto plazo que ha conducido a un nuevo mantra de los gobiernos: la seguridad energética. La crisis energética ha puesto de manifiesto las distintas velocidades y posturas de los gobiernos y la descoordinación existente a la hora de desarrollar nuevas fuentes de energía en todo el mundo.
- La crisis energética reforzó la determinación de Europa y Estados Unidos de abandonar el petróleo, el gas y el carbón. En ambas regiones, la legislación (Green Industrial Act en Europa y Inflation reduction Act en EE.UU) está creando incentivos para la producción nacional, el refinado y el procesamiento de minerales críticos para la transición hacia una economía verde y que ahora están centralizados en China, país que también es líder en la cadena de suministro de energías limpias. En la práctica, ambas regiones están promoviendo las industrias nacionales, alimentando el proteccionismo y la fragmentación, lo que puede resultar en economías menos seguras desde el punto de vista energético, ya que los mercados energéticos interconectados y en buen funcionamiento aumentan la seguridad energética, al favorecer que la oferta y la demanda respondan a las señales de precios permitiendo al sistema mejorar frente a crisis inesperadas.
- El cambio climático será una de las principales amenazas para la seguridad energética en las próximas décadas, planteando riesgos para las infraestructuras antiguas y nuevas. Unas aguas más cálidas y unas sequías más severas dificultarán la refrigeración de las centrales eléctricas y la dependencia de la energía hidroeléctrica. El artículo cita cómo en 2022, California perdió la mitad de su producción hidroeléctrica a causa de la sequía, y cómo Brasil estuvo a punto de verse obligado a racionar la electricidad tras perder gran parte de su energía hidroeléctrica.