Última actualización: 19/01/2024

Santander ha sido reconocida un año más como la marca española más valiosa a nivel mundial en el ranking Brand Finance Global 500 2024. Este reconocimiento se suma a la inclusión en el ranking Best Global Brands 2023, de la consultora Interbrand, que nos distingue como una de las 100 más valiosas del mundo. 

La marca de una empresa va más allá de la imagen que identifica a la organización y se convierte en la representación de sus valores y cultura corporativa. Es un activo intangible que genera sentimientos como el de pertenencia, confianza, o identidad entre las personas que se relacionan con ella (por ejemplo, empleados, clientes, accionistas e inversores o la sociedad en general). Por tanto, además de diferenciar a una compañía de otra, la marca sirve para conectar mejor y de manera más auténtica con las personas y, por lo tanto, de generar valor más allá de lo tangible. 

La marca Santander es una suma de experiencias que refleja nuestra esencia, cultura y forma de ser y estar en el mundo. Representa nuestro compromiso con el progreso de las personas y las empresas, a través de la construcción de un banco más responsable, donde los criterios ESG son la piedra angular. Elementos visuales como la llama roja es reconocida a nivel mundial y transmite aspectos esenciales de nuestra identidad: fuego como símbolo del progreso humano, la pasión y la energía que nos ayuda a avanzar para conseguir nuestras metas.

Algo que confirma que en Santander estamos en el buen camino es que somos la marca española más valiosa en 2024 a nivel mundial, según el nuevo ranking Global 500 2024 de la consultora Brand Finance. Además, somos una de las 100 marcas más valiosas del mundo y la primera de la Eurozona dentro del sector bancario, según la consultora Interbrand, en su ranking Best Global Brands 2023, publicado en noviembre de ese año. 

Más allá del valor económico, la relevancia de nuestra marca es cada vez mayor. Santander hoy es una marca global construida en torno a un propósito y valores que reflejan nuestra implicación con el progreso. Aunque nuestros orígenes se encuentran hace más de un siglo y medio, la determinación por seguir construyendo una marca que aporte valor a nuestras audiencias sigue más fuerte que nunca.

¿Cómo se crea una marca de valor?

Si cuando ves el logotipo de un coche, una bebida, un equipo de fútbol o un banco tienes recuerdos o sentimientos, significa que dichas empresas crean vínculos contigo. Lo hacen a través de la capacidad de proyectar y construir un imaginario concreto. El objetivo de este activo intangible es que cuando veas su logotipo o escuches su nombre, no solo pienses en sus productos o servicios, sino también en determinados atributos y valores (innovadora, transparente, comprometida, etc.) u otros aspectos como su responsabilidad social o ambiental, por ejemplo.

Las marcas, al igual que la sociedad, evolucionan y se adaptan a los contextos y necesidades de los nuevos tiempos. El proceso de definición y desarrollo de una marca es complejo. Requiere del compromiso de la alta dirección y de toda la empresa para gestionarla a largo plazo como un activo estratégico. Para mantener esa relevancia necesita, además, de una inversión constante en su evolución y activación a través de equipos especializados. Solo así se construyen marcas sólidas que incrementan el valor de sus productos y servicios, atraen y retienen el talento, facilitan la internacionalización y actúan como escudos anticrisis. 

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