Ahorrar dinero para cambiar de coche, organizar un viaje, asumir un imprevisto o prepararnos para la jubilación son objetivos que en algún momento de nuestra vida intentamos alcanzar. Sin embargo, nuestra actividad diaria puede truncar los planes de futuros. ¿Por qué ocurre esto? La respuesta está en nuestra cabeza.

El ahorro es una parte fundamental en la gestión de nuestra economía personal y contribuye de manera positiva a tener una buena salud financiera. Sin embargo, las ofertas, rebajas o las novedades suelen acaparar nuestra atención. Automáticamente nuestro cerebro se inclina a pensar en el ahora antes que en el futuro, dando más importancia a la recompensa inmediata que al bienestar a largo plazo. Por eso, en muchos casos nos resulta tan fácil ceder ante las épocas de rebajas o los descuentos y tan difícil ahorrar para la jubilación o para cualquier otra meta financiera que nos hayamos marcado, como puede ser la compra de una vivienda o hacer el viaje con el que siempre hemos soñado.

Esta conducta se conoce como el “sesgo del presente”, una teoría desarrollada por el economista estadounidense Richard Thaler y ganador del Premio Nobel de Economía en 2017 por sus aportes a la economía conductual y, en consecuencia, a la psicología. 

En este artículo de Finanzas para Mortales, puedes conocer cómo influyen los sentimientos en el “homo economicus”, un término protagonista en la primera mitad del siglo XX para denominar a las personas que actúan movidas únicamente con el fin de lograr su máxima satisfacción.

¿Cómo combatir el sesgo del presente?

Tomemos como ejemplo el caso de Samuel, quien tiene 35 años y, desde hace un tiempo, piensa en ahorrar para su jubilación. Desde que acabó su etapa universitaria, tiene un trabajo estable y con su salario cubre sus gastos mensuales como el alquiler, el transporte o las facturas. También le gusta ir al cine, viajar y comprar las últimas novedades en videojuegos. 

Aunque no lo crea, los gastos imprevistos provocados por el sesgo del presente disminuyen sus ahorros y siempre se olvida de guardar algo de dinero para cumplir su propósito. A continuación, veamos algunos pequeños cambios en su comportamiento diario que le ayudarán a mejorar su salud financiera:

  • Crear listas de la compra: las promociones o descuentos en las grandes superficies suelen ser atractivas. Si anota y se ciñe a los productos que necesita, desde la alimentación hasta los dispositivos tecnológicos, evitará incrementar los gastos. 
  • Utilizar una tarjeta de prepago: puede ser una forma útil de reservar la cantidad que quiera destinar al ocio, por ejemplo, tratando de no gastar más de lo depositado en la tarjeta.
  • Abrir una cuenta de ahorro: mensualmente puede programar, a través de su banca digital, transferencias con una determinada cuantía para ahorrar una cantidad fija al mes. 
  • Revisar con frecuencia sus electrodomésticos, vehículo, etc.: esto le permitirá identificar posibles averías y anticiparse a daños mayores que puedan suponer gastos imprevistos por la reparación. 
  • Crear presupuestos domésticos: repasando los gastos e ingresos, podrá fijar las cantidades que destina al ocio, uno de los aspectos que, si no cuida, puede impactar negativamente en sus finanzas. Es recomendable que también se fije un objetivo realista de ahorro.

De esta forma, Samuel tendrá un mayor conocimiento y control sobre sus finanzas. Notará que sus ahorros empiezan a crecer, al igual que su capacidad para asumir imprevistos, y reducirá el riesgo del sobreendeudamiento. Así, mejorará su salud financiera, pudiendo asumir sus obligaciones presentes y cumplir sus objetivos futuros.

¿Conoces el efecto arrastre, también denominado efecto bandwagon? En este artículo de Openbank, descubrirás de qué se trata esta conducta humana.  

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