Última actualización: 31/03/2023

Los tonos fríos propios del invierno, el verde vinculado a la primavera, los matices radiantes del verano o los más otoñales con el marrón como protagonista. La naturaleza está llena de colores que debemos preservar y, en este sentido, la economía sostenible también cuenta con varias tonalidades. 

La concienciación por el cuidado del planeta y de aquellos que habitan en él ha sufrido una evolución sin precedentes. Esto, en gran parte, ha estado motivado porque cada vez son más patentes las consecuencias que ocasionan desafíos como el cambio climático tanto en el medioambiente como en la sociedad. 

Para avanzar hacia un futuro más sostenible, debemos reformular la manera en la que entendemos el mundo e interactuamos con él, para que nuestras actuaciones no tengan un impacto negativo. Con este propósito, surgen conceptos como la economía verde, azul, naranja o amarilla que, a través de estos colores, buscan evocar los ámbitos a los que debemos prestar especial atención cuando hablamos del compromiso con el entorno.

¿Cómo contribuir a una economía sostenible?

Como hemos mencionado anteriormente, tratar de limitar el impacto negativo que nuestra actividad tiene sobre el planeta es responsabilidad de todos. Algunos buenos hábitos para lograrlo son estos cinco: