La financiación verde brota a nivel global como una bomba de oxígeno que transforma todo lo que nos rodea para hacerlo más sostenible. Engloba todas las iniciativas que promueven y ponen en marcha proyectos que tienen un impacto social y ambiental en la comunidad. Muchos son los motivos que las aúpan como elementos clave de nuestra economía actual.


Los fondos sostenibles son aquellos instrumentos financieros que invierten en materia de medio ambiente y proyectos sociales. Aunque están en auge a nivel global, y ya son los predominantes en el mercado, son solo el paso inicial que posteriormente se traduce en el desarrollo de procesos de producción más ecológicos, en el progreso de la economía circular y en el reaprovechamiento de los recursos. Al mismo tiempo, nos aseguramos que las empresas que se encargan de dichos procesos de producción cumplen con una serie de criterios éticos con sus empleados. En muchas ocasiones, este esfuerzo por adquirir mejores estándares de gestión conlleva a un aumento de la rentabilidad.

Además, contribuyen a sectores en alza y especialmente relevantes para nuestro entorno, como por ejemplo, el de las energía renovables. El aumento de las inversiones en esta materia implica un enorme impulso para las energías verdes, una pieza clave de la sostenibilidad y el cuidado del planeta.

Las inversiones sostenibles conllevan un alto grado de control y transparencia, lo que se traduce en un incremento de la calidad de las mismas. El hecho de obtener un beneficio social, además del económico, las revaloriza.

Otro de los aspectos más relevantes de este tipo de inversiones es el bienestar que puedan aportar a largo plazo, siempre velando por el desarrollo económico, ambiental y social. Al mismo tiempo, generan beneficios como la integración, la equidad, la inclusión de género, la lucha contra el cambio climático, la innovación en instrumentos financieros para la sostenibilidad, e incluso contribuyen a las redes de diálogo entre regiones y empresas.

Así, los proyectos sostenibles suponen una importante contribución a la transición que vivimos hacia una economía de cero emisiones, con un alto grado de seguridad energética y la innovación como bandera. Además, son un paso más hacia la transformación de la economía, hacia un sistema más resistente y ecológico, y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 17 metas definidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para lograr un futuro más sostenible para todos.

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