La economía doméstica, también denominada familiar, es el tipo de economía orientada a conocer cómo las familias gestionan los recursos en sus hogares a través, principalmente, de los gastos y el ahorro. 

Aprender a gestionar de manera eficiente las finanzas de nuestro hogar tiene un impacto positivo directo en nuestra salud financiera, pero ¿por qué es importante la economía familiar?, ¿existe alguna fórmula matemática para el ahorro? A continuación, haremos un repaso por las principales preguntas que surgen cuando hablamos de la economía de nuestra casa. 

¿Cómo gestionar la economía familiar? Ingresos y gastos

La economía familiar es, en muchas ocasiones, una de las grandes preocupaciones de los hogares. Sin embargo, en algunos de ellos no se realiza una planificación de la misma y, en consecuencia, no se identifican aspectos que pueden estar dañando la salud financiera de los habitantes de la vivienda. 

Para abordar cómo gestionar la economía familiar, debemos empezar por entender este concepto y cada uno de los fundamentos que lo componen. Así pues, se puede definir como un tipo de economía basada en la gestión de los recursos de una unidad familiar con el fin de satisfacer las necesidades de sus integrantes. 

En esta microeconomía, debemos distinguir: 

  • Los ingresos: se trata de la cantidad económica que generamos con una determinada actividad, principalmente laboral. Marcarán el límite que, salvo en ocasiones justificadas, no debemos superar en gastos y caer en el sobreendeudamiento. 
  • Los gastos: es la parte más sensible de la gestión de la economía doméstica, en tanto que se trata de un decrecimiento del patrimonio, usualmente por el consumo de un bien o servicio a cambio de una contraprestación económica. Aunque hay algunos gastos inesperados, sí podemos adelantarnos a la planificación de los previstos, los cuales se dividen en:
    - Gastos fijos: son aquellos que se caracterizan por suponer una cantidad fija con una determinada frecuencia. Por ejemplo, el pago del alquiler o de la hipoteca.
    - Gastos variables: son aquellos que varían como, por ejemplo, la factura de la luz o el agua. Aunque no se puedan eliminar, los convivientes tienen un papel fundamental en la reducción de estos gastos.
    - Gastos hormiga: son gastos ocasionales que, si lo consideramos, se pueden suprimir. Por ejemplo, el café de todas las mañanas en el trabajo. Si quieres conocer más sobre los gastos hormiga, puedes leer este artículo de Finanzas para Mortales
  • El ahorro: se trata de la cantidad económica que guardamos con una previsión a futuro. El fin puede estar relacionado con una meta específica, por ejemplo, comprar un coche; o simplemente con la intención de tener un respaldo económico ante posibles imprevistos. 

En la actualidad, no hay una fórmula exitosa en la gestión de la economía doméstica, ya que, en cada caso, se ha de evaluar la situación de la unidad familiar. Sin embargo, sí existen herramientas y recomendaciones, cuya aplicación nos reportará una situación económica favorable; y, por ende, una mejor salud física y mental, tal y como puedes leer en este artículo del blog de Openbank

¿Cómo organizar la economía doméstica en pareja?

Dejarse llevar por las modas, las temporadas de rebajas, los caprichos… aunque no lo parezca, todos ellos dañan nuestra salud financiera. Estos son algunos de los síntomas de falta de planificación de nuestra economía familiar; sin embargo, dichas pérdidas no solo provienen de gastos no previstos o innecesarios, sino de aquellos previstos mal gestionados.  Vamos a identificarlos con uno de los ejemplos más comunes.

Imaginemos que María y Héctor, una pareja joven, deciden independizarse. Tras finalizar sus estudios, ambos trabajan en los sectores en los que se formaron desde hace un par de años. Esto les ha permitido ir gestionando sus primeras finanzas a través del pago de pequeñas facturas como la de la compañía de Internet o la gasolina para sus desplazamientos. No obstante, ahora quieren dar un paso más, yéndose a vivir juntos. 

Tras un par de meses de convivencia, deciden sentarse y debatir sobre la economía común del hogar, ya que, al contrario de lo que imaginaban, ven como sus ingresos mensuales descienden a mayor velocidad por todos los gastos que tienen. Así, elaboran un presupuesto en una hoja de Excel, contemplando sus ingresos, justificando sus gastos y calculando la diferencia existente. 

Pese a que este es un buen ejercicio para recoger la información, es fundamental analizarla de manera correcta. En este sentido, ellos creen, en un primer momento, que la solución está en recortar los gastos hormiga que tienen: los chicles que cogen en el último momento en el supermercado, el snack diario de la máquina de vending de la oficina o el desayuno de cada mañana fuera de casa, etc. Sin embargo, han pasado por alto los gastos variables, es decir, aquellos que, pese a que no los pueden eliminar, los pueden reducir considerablemente con pequeños gestos en su rutina. Algunos de los errores más comunes van desde dejar todas las luces de la casa encendidas hasta no prestar atención a la fecha de caducidad de los alimentos, que al ponerse malos, tienen que tirar a la basura. 

Consejos básicos de economía familiar: aprender a gestionar

En la actualidad, para mejorar nuestra salud financiera disponemos de múltiples programas, aplicaciones, libros y otras herramientas como las que propone Santander Consumer España en este artículo de su blog, Tu Futuro Próximo.

Seguir las recomendaciones, en función de nuestra situación y necesidades, no tiene por qué ser aburrido. Para demostrarlo, a continuación, te proponemos tres divertidos desafíos que podrás implantar en tu día a día para tener una buena economía doméstica: 

  • El reto del consumo sostenible: como hemos mencionado, en ocasiones, abusamos de un consumo excesivo del agua o la luz cuando no las estamos usando. Para revertir esta situación, podemos crear una norma que consista en que, cuando un miembro de la casa sea descubierto por otro haciendo un mal uso de estos recursos, le tocará meter dos euros en una hucha común. 
  • El reto de los sobres de la diversión: los planes de ocio, sobre todo los que no están planificados, pueden suponer gastos superiores a los que en un primer momento imaginábamos. Para evitarlo, a principios de mes, podemos usar un sobre en el que pongamos las previsiones; es decir, una determinada cantidad de dinero en efectivo asignada para cada fin de semana. Podemos contemplar otros, como por ejemplo, para las rebajas. ¡La única regla es no superar la cantidad disponible!
  • El reto de la nevera equilibrada: ¿cuántas veces has ido al supermercado sin una lista de la compra y al llegar a casa te has dado cuenta de que no habías comprado lo que necesitabas, pero sí otros productos como bollería industrial? Para cuidar nuestro bolsillo y nuestra salud, es útil que tengamos en la cocina una pizarra en la que cada uno de los miembros de la casa apunte los productos que necesita. De esta forma, configuraremos una lista para evitar caer en la tentación y en los gastos innecesarios. 

¿Se te ocurre otro reto para mejorar tu economía doméstica? Conoce más herramientas para mejorar la salud financiera de tu familia en este artículo de Finanzas para Mortales

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