Los créditos o préstamos son dos de los productos bancarios más utilizados por las personas a la hora de solicitar financiación. Al firmarlos, contraen una obligación a futuro. Sin embargo, pueden presentarse situaciones imprevistas que conllevan una disminución o pérdida de los recursos económicos y que impactan la gestión de dichas deudas. Te contamos cómo identificar con anticipación los posibles problemas con tus obligaciones y qué opciones existen si no puedes afrontar el pago.  

La principal fuente de ingresos de la economía familiar es el salario de las personas que la componen. En función de la situación económica se suelen tomar decisiones financieras como pedir un préstamo o contratar una hipoteca, por ejemplo. Pero existen imprevistos, contratiempos personales o externos, que pueden alterar tu situación económica y afectar la capacidad de pago de dichas obligaciones. La pérdida del empleo, una enfermedad o la disminución de los recursos disponibles son algunas de ellas.

Además, vaivenes de la economía nacional o global como la inflación, la devaluación de las divisas o la recesión pueden afectar la liquidez, tanto de las personas como de los pequeños negocios o las grandes compañías. En esos casos también es posible que la capacidad de pago se vea reducida.

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Indicadores que reflejan que necesitas buscar una solución 

Aunque quizás no te resulte fácil identificarlas, tu salud financiera emite señales que te pueden alertar de que algo en tu economía personal no va bien. Por ejemplo, que dediques un gran porcentaje de tus ingresos a las deudas o que tu capacidad de ahorro empiece a disminuir mes a mes. Otras señales podrían ser que pagues con dinero prestado -como el de las tarjetas de crédito o los préstamos personales-, productos y servicios de primera necesidad, como la compra en el supermercado o los servicios públicos. Todos ellos son indicadores de que es momento de examinar a fondo tus finanzas.

Si el porcentaje que dedicas para pagar las distintas obligaciones adquiridas en el tiempo te impide distribuir tus ingresos de una manera que te permita gozar de una buena salud financiera, significa que debes disminuir las deudas cuanto antes. Recuerda la regla del 50/30/20: destinar el 50% de los ingresos a tus gastos esenciales (vivienda, alimentación, transporte, etc.), el 30% a tus gastos no esenciales (principalmente los relacionados con el ocio y tu estilo de vida: viajes, cenas, entretenimiento, etc.) y el 20% al ahorro. 

El objetivo es evitar una situación de impagos, o llegar al sobreendeudamiento, y sus efectos negativos en tu salud financiera y mental. Si señales como las anteriores se materializan y consideras que eres incapaz de asumir tus deudas como habías pactado, es momento de buscar una solución. Para evitar una situación más delicada puedes acudir a los acreedores y analizar alternativas que te permitan cumplir con las obligaciones, adaptando las condiciones de las deudas a tus circunstancias actuales.

¿Qué hacer si no puedes pagar la deuda?

El primer paso que debes dar si llegas a una situación en la que no puedes afrontar los pagos de una deuda es acudir a tu entidad financiera y contar tu situación. Tanto tú como el banco estáis interesados en encontrar la mejor solución para ambas partes. Existen alternativas a la hora de renegociar una deuda con una institución financiera y dependen de aspectos como el tipo de obligación o la legislación que se aplica en cada geografía. Las más frecuentes que puedes valorar con tu banco son:

Más allá de la opción que mejor te pueda venir para renegociar tu deuda en un contexto de necesidad, es preciso que en el momento de decidir seas realista contigo mismo y con tu acreedor sobre cuáles son tus posibilidades. De lo contrario, lo más probable es que en el futuro no puedas cumplir con las nuevas condiciones y eso puede llevar a una situación más complicada que la inicial. Con este contenido que ha preparado Tu Futuro Próximo, el blog de Santander Consumer España, podrás aprender a calcular tu capacidad de endeudamiento.

Además, vale la pena que reflexiones sobre la forma en la que has manejado tus finanzas para identificar los motivos que te han llevado hasta allí. Disminuir gastos, buscar nuevos ingresos, elaborar un presupuesto o ajustar tus hábitos de consumo son algunas alternativas que te pueden ayudar a mejorar la gestión de tu economía personal.

Las alternativas y mecanismos que existen a la hora de renegociar la deuda con tu banco son diferentes según el país en el que vivas. Lo que sí es común es el impacto negativo que el sobreendeudamiento o el impago pueden tener en tu salud financiera. Identificar las señales y comunicarte oportunamente con tu entidad es fundamental para que ambas partes encontréis la mejor solución al problema de no poder pagar tus deudas con el banco.