La sequía es la falta de lluvias durante un período prolongado de tiempo que produce sequedad en los campos y escasez de agua. Tiene un impacto directo sobre las personas y las empresas, y por ende, en el crecimiento económico. El cambio climático, que provoca un mayor número de fenómenos meteorológicos extremos, aumenta el riesgo de sequías e inundaciones en muchos países y regiones del planeta.

En las imponentes fotografías de la Tierra desde el espacio, se pueden ver los polos, los continentes, o las luces de los países cuando cae la noche. Sin embargo el agua, que ocupa una gran parte de la superficie del planeta y que está en el centro de la crisis climática, es el elemento protagonista: el aumento de las temperaturas  altera los patrones de precipitaciones y el ciclo del agua.

El cambio climático afecta al agua presente en el planeta de formas complejas, desde la escasez de agua a los peligros relacionados con ella. Uno de los peligros más visibles son las sequías, e inundaciones, que cada vez son más frecuentes e intensas en todo el mundo. Estos fenómenos tienen un gran impacto sobre sectores como la agricultura, la generación de energía, la producción de alimentos y las cadenas de suministro. Además repercute en la economía global, el desarrollo de las personas, y en las empresas, a través de pérdidas financieras, reducción de ingresos y aumento de costes. Las previsiones estiman que para 2050 las sequías pueden afectar al 75% de la población mundial, según la ONU

Sequías e inundaciones son cada vez más frecuentes, según la NASA

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Un estudio basado en datos satelitales de las últimas dos décadas dirigido por la NASA confirma la relación entre el aumento global de las temperaturas y la frecuencia de casos de sequias e inundaciones a escala global. En el vídeo se ven los fenómenos extremos del ciclo del agua durante el periodo de 2002 a 2021, las sequías representadas como esferas rojas, y las inundaciones, como esferas azules, mostrando los primeros años en tonos más claros y los últimos años en tonos más oscuros. "A escala mundial, la intensidad de estos eventos húmedos y secos extremos (una métrica que combina extensión, duración y gravedad) está estrechamente relacionada con el calentamiento global", según la NASA.

La recurrencia de fenómenos extremos (de sequía y lluvias) en los últimos veinte años
La recurrencia de fenómenos extremos (de sequía y lluvias) en los últimos veinte años

En consecuencia, el agua es uno de los recursos principales que más está sufriendo esta situación. Según el organismo internacional, más del 40% de la población mundial sufre escasez de este líquido vital. Todo ello deriva en la proliferación de enfermedades, aumento de desastres naturales como las tormentas de polvo, pérdida de flora y fauna, o migraciones, entre otros. Por ello, “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos” es el sexto punto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

¿Cómo impacta la sequía en la economía?

El impacto del cambio climático en nuestra economía y sociedades va a ser cada vez más profundo. La economía depende directamente del agua, ya que es un recurso vital para la producción de alimentos y otras actividades. Sin embargo, el consumo indiscriminado a lo largo del tiempo por sectores productivos, sumado a la falta de concienciación ciudadana, ha agudizado este problema.

El déficit de humedad se traslada a los cultivos y tierras para el ganado, por lo que se reduce la oferta de alimentos. Esto conlleva malnutrición y deshidratación, sobre todo, en colectivos cada vez más vulnerables.

En este sentido, surgen modelos como la economía azul para frenar el efecto de este reto climático y también para desarrollar nuevos procesos productivos en sintonía con la naturaleza. Dicho modelo, con los mares y océanos como fuente económica, busca proteger los ecosistemas marinos y fomentar buenas prácticas en ellos.

Ahorro de agua: un consumo responsable que parte del hogar

La escasez de agua pone de relieve la necesidad de promover la eficiencia del recurso y de asignar el agua a usos más productivos. Las organizaciones, tanto públicas como privadas, tienen un papel vital en este asunto. Las primeras deben apostar por políticas a favor del medioambiente. En momentos de severidad  los países o gobiernos locales están aplicando estrictas medidas de cortes y restricciones de agua; mientras que las segundas deben buscar procedimientos más sostenibles para llevar a cabo su actividad y los lugares donde la desarrollan. Pero, además de esto, cada persona a nivel individual tiene un papel fundamental en sus viviendas: 

Como ves, sin agua no hay vida, por lo que un consumo responsable incide positivamente en el reto contra el cambio climático y sus consecuencias como la sequía. Por ello, cada vez ganan más peso las inversiones en tecnología o las prácticas innovadoras sobre gestión del agua. Por ejemplo, los sistemas de alerta temprana para inundaciones, sequías y otros peligros relacionados con el agua. Esto, a su vez, se traduce en el aumento de empleos verdes que tienen  el cuidado del medioambiente como objetivo. 

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