Aunque parezca un concepto nuevo, las finanzas sostenibles llevan más de dos décadas entre nosotros. Sin embargo, en los últimos años su evolución e implantación se está acelerando ya que cuentan con valores muy demandados por la sociedad.  

Nuria tiene unos ahorros a los que le gustaría sacar algún beneficio, así que ha pensado en hacer un análisis para invertirlos en una empresa en consonancia con sus valores éticos y de cuidado del medioambiente. Este tipo de inversión socialmente responsable es uno de los posibles productos que se enmarcan dentro de lo que conocemos como finanzas sostenibles. 

¿Qué entendemos como finanzas sostenibles?

La economía tiene un papel muy importante en la sociedad, por eso no puede permanecer ajena a las necesidades de esta. Actualmente, uno de los desafíos más trascendentales a los que se enfrenta la humanidad es el de la sostenibilidad, es decir, a poder seguir creciendo sin que suponga un impacto negativo en el planeta, mitigando el efecto devastador de la crisis climática, y en las futuras generaciones, reduciendo la brecha con los colectivos más desfavorecidos. 

Para lograrlo, la colaboración del sector público y el sector privado, junto a la responsabilidad individual y colectiva de los ciudadanos, es imprescindible. Consciente de ello, el sector financiero ha hecho de las finanzas sostenibles una de las principales claves para construir un futuro más responsable. 

Desde una perspectiva eminentemente ética, las finanzas sostenibles se traducen como aquellas decisiones de inversión que se toman valorando factores sociales y ambientales. En consecuencia, las entidades del sector han creado una serie de productos que integran criterios ASG (ESG, en inglés) satisfaciendo las demandas de los clientes interesados en inversiones y adquisiciones más sostenibles y contribuyendo así a la transformación de la sociedad hacia un modelo de desarrollo más responsable. 

Los criterios ASG aluden a una serie de factores que nos indican cómo se llevan a cabo las actividades empresariales. La definición de cada uno de estos criterios es la siguiente: 

  • A de Ambiental: hace referencia a las acciones que realizan las organizaciones y que tienen un impacto medioambiental, tanto directa como indirectamente. Bajo este criterio se engloban la emisión de gases de efecto invernadero, la protección de la biodiversidad, el uso de fuentes de energía renovables, la eficiencia energética y otras cuestiones que tengan una repercusión en el medioambiente.
  • S de Social: este criterio tiene que ver con aquellas prácticas empresariales que afectan a la sociedad. Aquí debemos fijarnos en los valores corporativos de la empresa y cómo llevan a cabo su cumplimiento: los derechos de los trabajadores,  las condiciones salariales, la diversidad e inclusión en la empresa y otros aspectos del entorno social como garantizar la satisfacción de los clientes.
  • G de Buen Gobierno: corresponde a la gestión de la gobernanza, transparencia y administración de la empresa; a los criterios que siguen las organizaciones en sus normas y procedimientos. Algunos factores a tener en cuenta es que se establezca como objetivo reducir la brecha salarial, el techo de cristal y eliminar cualquier otro tipo de discriminación por razón de sexo, edad, religión, orientación sexual y discapacidad.

¿Qué tipos de financiaciones sostenibles existen?

Podemos elegir entre una amplia variedad de productos financieros  que cumplen los criterios ASG, asegurándonos que tienen un compromiso social y que impulsan el crecimiento y desarrollo sostenible:

  • Fondos de inversión sostenibles: este tipo de inversiones satisface la necesidad de depositar nuestro dinero en proyectos que sean acordes a nuestros valores éticos. Por eso, podemos encontrar inversiones en empresas que centran sus esfuerzos en la innovación, mejorar la eficiencia energética y las condiciones sociales. 
  • Bonos verdes y sociales: son los títulos de deuda emitidos por las organizaciones que tienen como destino la financiación de proyectos socialmente responsables.
  • Capital de riesgo social: esta actividad consiste en invertir en empresas cuya misión es aportar soluciones a problemas sociales y medioambientales. Los inversores de capital de riesgo social esperan un beneficio tanto de rentabilidad como de sostenibilidad.
  • Préstamos verdes: son unos créditos diseñados para financiar proyectos que ayuden a preservar el medioambiente, como la compra de electrodomésticos más eficientes, coches menos contaminantes, etc.

¿Quieres seguir descubriendo las claves de las finanzas sostenibles? Conoce más información en este artículo de Finanzas para Mortales. 

¿Por qué invertir en finanzas sostenibles?

El sector financiero se encuentra inmerso en un proceso de transformación para adaptarse a las necesidades y preocupaciones de la sociedad. Este cambio ha experimentado un gran impulso en los últimos tiempos, gracias a iniciativas como la Net Zero Banking Alliance (NZBA), donde entidades como Santander, que además es miembro fundador, se comprometen a alcanzar una economía con cero emisiones netas, adaptando su cartera de productos hacia las finanzas sostenibles.

Con el mismo propósito, la Unión Europea y distintos organismos públicos han reforzado su compromiso a través de políticas basadas en la mitigación del cambio climático y en la inclusión de los grupos más desfavorecidos.

Por su parte, los inversores no quieren renunciar a sus valores éticos y ecológicos, por lo que prefieren incluir en sus carteras aquellas actividades empresariales con modelos económicos responsables con el medioambiente y la sociedad.

Hay estudios que señalan que las finanzas sostenibles son cada vez más demandadas por la ciudadanía. El informe “Otro consumo para un futuro mejor” realizado por  Nueva Economía e Innovación Social (NESI) y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) pone de manifiesto que, en países como España, el 73% de la población toma decisiones económicas teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad

En definitiva, las inversiones en finanzas sostenibles nos dan la oportunidad de impactar de forma positiva en la sociedad y en el planeta. Es una inversión que ayuda a impulsar negocios que apuestan por las energías renovables y por modelos económicos más solidarios y responsables. Si quieres saber más sobre inversiones sostenibles, accede a este artículo de Openbank.

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