¿Puede una estrategia de mercado estar pensada para generar un beneficio para la sociedad? Al contrario de lo que podamos pensar, sí. Es más, debería ser una obligación. Esto es lo que se conoce como emprendimiento social, un concepto que ha surgido para dar respuesta a la necesidad de hacer de nuestro mundo un lugar más inclusivo para todos.


El emprendimiento social es aquel que consiste en utilizar un modelo de negocio con las características de una empresa del sistema capitalista tradicional cuyo principal objetivo es satisfacer las necesidades de la sociedad. Un tipo de emprendimiento que crece a pasos agigantados, como respuesta a la creciente preocupación de la sociedad para avanzar hacia un mundo mejor.

Esta actividad surge como respuesta a un modelo actual de mercado enfocado única y exclusivamente a la rentabilidad económica, que no mira más allá sobre los efectos que su actividad puede provocar a nivel social, económico o medioambiental. Porque los que vienen detrás, ya no entienden un mercado que se comporte al margen de la sociedad, sino que aspiran a que este esté enfocado a su beneficio y al de las personas que en ella viven.

Esta premisa cobra todavía más sentido si tenemos en cuenta que nos encontramos en un momento en que las nuevas generaciones basan sus decisiones en aspectos que van más allá del precio, de las prestaciones o de la atención al cliente. Así, el estudio Marcas con Valores®: El poder del consumidor-ciudadano, revela que el 80% de los españoles compra en función a otros valores que se alejan de una buena calidad o del precio.

Hablamos, en definitiva, de otra forma de entender el mercado, en la que la puesta en marcha de nuevos negocios se hace teniendo en cuenta a la sociedad y a todos los factores que la ayudan a progresar. De ahí que el emprendimiento social se esté afianzando como un modelo que satisface las necesidades y exigencias de los nuevos consumidores.

El apoyo y la financiación siguen siendo la clave

A pesar de este cambio de paradigma que se está produciendo, la realidad es que el apoyo y la financiación siguen siendo la clave del emprendimiento. Esta nueva generación de emprendedores más conscientes y comprometidos con el futuro del planeta, continúa necesitando del apoyo de entidades públicas y privadas para la puesta en marcha de sus ideas, al igual que cualquier empresa. Una tarea a la que ya se han puesto manos a la obra administraciones y grandes compañías. Porque la realidad es que, sin este apoyo, muchos emprendedores sociales no podrían iniciar su actividad y la mayoría de las ideas se quedarían solo en eso, en ideas.

El apoyo de Banco Santander es el mejor reflejo de cómo el sector bancario está cada vez más implicado en iniciativas de emprendimiento social

Organismos públicos y entidades privadas son cada vez más conscientes de que estos jóvenes les necesitan, y por eso aportan su granito de arena a través de acuerdos y convenios de colaboración que impulsan con este fin. De esta forma, en el ámbito público, el Gobierno reconoce a los proyectos más prometedores en este ámbito, a través del Certamen Nacional de Jóvenes Emprendedores del Instituto de la Juventud.

Madrid cuenta con unos Premios al Emprendimiento Social con los que se pretende impulsar este tipo de emprendimiento y su difusión, y ejercer de intermediario entre proyectos e inversores. Por su parte, el Gobierno de Aragón también ha lanzado un certamen enfocado en proyectos sociales comprometidos con la consecución de un cambio social o ambiental, con un trasfondo innovador que beneficie a la sociedad.

En cuanto al ámbito privado, son muchos los ejemplos de apoyo e impulso al emprendimiento social. La Fundación Telefónica, por ejemplo, destina una parte de su presupuesto al programa de formación digital y emprendimiento ‘Conecta Empleo’; mientras, Fundación Endesa patrocinó un programa para jóvenes emprendedores con un objetivo social. Por su parte, el apoyo de Banco Santander es el mejor reflejo de cómo el sector bancario está cada vez más implicado en iniciativas de emprendimiento social, que no suelen tener fácil acceso a la financiación tradicional.

Entre la importante apuesta de la entidad presidida por Ana Botín por este tipo de emprendimiento, se encuentran los Premios Jóvenes Emprendedores Sociales (JES), que organiza la Universidad Europea de Madrid (UEM) y que acaban de conmemoran su décimo aniversario; y la Cátedra Extraordinaria en Emprendimiento Social, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, como ejemplo de la importancia que el entorno formativo tiene en el impulso del emprendimiento social.

Además, Banco Santander, Plena Inclusión España y Fundación Universia han renovado, por noveno año consecutivo, su colaboración para impulsar el desarrollo de un entorno formativo abierto que garantice el acceso y promoción en la función pública de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. El objetivo de este trabajo conjunto se centra en apoyar acciones promovidas por Plena Inclusión dentro de su programa de emprendimiento social y el desarrollo de proyectos en entornos formativos inclusivos y de apoyo al empleo para las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo.

El entorno formativo, su mejor aliado

Tanto los Premios Jóvenes Emprendedores Sociales (JES) como la Cátedra Extraordinaria en Emprendimiento Social vuelven a poner de relieve la importancia y necesaria colaboración entre empresa y Universidad. También para el impulso del emprendimiento social.

Los Premios Jóvenes Emprendedores nacieron de la mano de la Universidad Europea, en colaboración con la International Youth Foundation, Laurate International Universities y Banco Santander, a través de Santander Universidades, con el objetivo de reconocer anualmente el trabajo de 10 jóvenes que pusieron en marcha proyectos de emprendimiento social. Tal fue el éxito de aquella primera convocatoria, que 11 años después han sido más de 100 jóvenes de más 40 localidades los beneficiados con 2.000 euros y con las herramientas necesarias para llevar a cabo sus proyectos, a través de formación y el apoyo de una red internacional.

Los proyectos abarcan un importante abanico de temas, que van desde lo educativo hasta el comercio justo, pasando por la inclusión social o los hábitos saludables. Un 95% de los jóvenes galardonados a lo largo de esta década continúa involucrado en proyectos de este tipo, y un 65% de ellos calcula que sus iniciativas han beneficiado a más de 500 personas, según una encuesta de la propia Universidad Europea. Y es que, tal y como explica el director de estos galardones, Andrés Pina, “la experiencia JES marca un antes y un después en la trayectoria de estos jóvenes concienciados con la realidad que les rodea”.

Por su parte, la Cátedra Extraordinaria en Emprendimiento Social, respaldada por Banco Santander y la Universidad Complutense de Madrid, es otro claro ejemplo de cómo la universidad se ha convertido en un escenario clave para el desarrollo de este nuevo tejido de proyectos y emprendedores. Este espacio cuenta con un programa que se articula en torno a tres ejes de actuación: colaboración y apoyo de actividades de formación, realización de estudios que permiten conocer la realidad que representa el emprendimiento social, y difusión y transferencia del conocimiento.

Entre las actividades que impulsa, destaca la celebración de los Premios Emprendedor Social UCM-Santander, con los que pretende promover y respaldar las iniciativas de emprendimiento creadoras de valor social surgidas en la Universidad Complutense.