Por Opinno Editor de MIT Technology Review en español.

La financiación de las start-ups es posiblemente uno de los capítulos más complicados del mundo emprendedor. En esta guía aclaramos algunos de los conceptos más habituales de las fases de financiación de una empresa.
 

Pie de foto: La financiación de las start-ups pasa por distintas fases y cada una tiene sus propios inversores.

Las has oído millones de veces, pero si no estás dentro del mundo emprendedor, puede que no tengas muy claro a qué se refieren todas esas palabras que suenan tan cool en inglés.

Nos referimos a los fondos de venture capital, a los business angels o a las incubadoras y aceleradoras de start-ups. En esta guía, te explicamos el significado de todas ellas y también las diferencias entre conceptos parecidos. Así, si te pica el gusanillo de emprender, sabrás cuáles de estos conceptos deben ser tus aliados.

Todas las palabras que has leído hasta el momento tienen que ver con uno de los mayores retos de los emprendedores: la financiación de su proyecto. Tener una idea de negocio es algo innato, pero conseguir hacerla realidad sin tener los medios suficientes puede ser muy complicado. Además, según la fase en la que se encuentre cada idea puede necesitar un tipo u otro de financiación.

Según The Crowd Angel, en una plataforma de inversión online para start-ups existen cinco fases de financiación de una empresa. La primera es la llamada pre-seed capital. Se trata de los primeros pasos, cuando los emprendedores se dedican a dar forma a la idea de negocio. En esta primera etapa, las principales fuentes de financiación son:

  • Family, friends and fools (familia, amigos y locos): personas cercanas al proyecto que aportan un capital pequeño para hacer crecer el proyecto.

  • Business angels: se trata de inversores profesionales que aportan su capital a proyectos en los que creen. Suelen ser personas del ámbito empresarial y muchas de ellas son creadoras de start-ups.

  • Aceleradoras o incubadoras: son organizaciones especializadas que aportan tanto capital como asesoramiento. Aunque son agentes parecidos, existen algunas diferencias.

    Mientras que las incubadoras suelen ser selectivas y ofrecer una estancia indefinida en un espacio de coworking, las aceleradoras contemplan un plan que puede durar semanas o meses tras el cual la empresa sale de ese espacio. Las incubadoras dan la oportunidad a los emprendedores a asistir a talleres o tener un mentor mientras forman parte de ella, mientras que las aceleradoras buscan potenciar un negocio ya establecido.

    Un ejemplo es Explorer, una incubadora creada por Banco Santander que ofrece a jóvenes emprendedores formación en emprendimiento, mentorías, financiación y hasta un viaje a la cuna del emprendimiento, Silicon Valley, para desarrollar sus proyectos.

    En la segunda etapa, la de capital semilla o seed capital, los emprendedores ya han desarrollado su proyecto y buscan lanzarlo al mercado. De nuevo, los business angels serán importantes. Pero aparecen nuevos actores:

    • Seed capital o venture capital: Se trata de la financiación necesaria para establecer un negocio y puede proceder tanto de fondos de inversión como de inversores particulares. La diferencia fundamental entre el seed capital y el venture capital es el tamaño de la inversión.

Así, mientras el seed capital sirve para establecer el negocio, “plantar la semilla”, seed en inglés; el venture capital suele destinarse a negocios mayores y de los cuales se espera un crecimiento y un retorno económico. Otra diferencia es que mientras el venture capital es financiación económica pura, el seed capital puede consistir en la compra de una participación dentro de la start-up si despierta interés en el inversor.

Según la Investopedia, un ejemplo de seed capital es la inversión que Google realizó en 2016 en un centro para el desarrollo de energías renovables.

El objetivo de los de Cupertino era incorporar la tecnología a sus propios centros, por lo que su inversión iba más allá de lo económico.

Plataformas de equity crowdfunding: Se trata de “inversores que aportan una cantidad económica a cambio de participaciones en las start-ups. Lo hacen de forma agregada a través de plataformas que se encargan de seleccionar los proyectos más prometedores y que ofrecen la posibilidad de contribuir con pequeñas sumas”, señalan en The Crowd Angel. Un ejemplo es GoFundMe, una plataforma que permite captar financiación de pequeños inversores.

El tercer paso de la start-up es el early stage, un momento en el que “los fundadores de la empresa intentan en esta tercera etapa escalar el modelo de negocio”. Para esto, necesitarán nuevas fuentes de financiación. Es en este punto donde aparecen las rondas de financiación.

“En esta fase del ciclo, las empresas levantan rondas de financiación de serie A (de entre uno y cinco millones de euros) y serie B (de entre seis y diez millones de euros), en función de su grado de desarrollo”, según The Crowd Angel.

Estas operaciones suelen estar lideradas por fondos de capital riesgo (venture capital), pero también participan en ellas otros actores, como las plataformas de equity crowdfunding.

En el cuarto escenario, nos encontramos en la etapa de crecimiento, cuando las start-ups acceden a rondas de financiación de serie C (mayores que las anteriores). Por último, está la última fase, la de salida, en la que las empresas pueden terminar saliendo a bolsa o siendo absorbidas por empresas mayores.

Independientemente del crecimiento que experimente un proyecto, los agentes que pueden participar en su financiación son muy variados. Al menos, conocer los conceptos ayuda a lanzarse a la piscina del emprendimiento.