Es uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan las ciudades de hoy. Gestionar una movilidad que, se espera, sea cada día más sostenible e inteligente se ha convertido en una de las prioridades de Gobiernos y empresas. Por eso, en este campo, el trabajo en equipo es imprescindible.
Un total de 1.548 millones de personas utilizaron el año pasado el transporte público en la Comunidad de Madrid, según los datos facilitados por el Consorcio Regional de Transportes. Mientras que en Barcelona, según la Encuesta de Movilidad en Día Laborable, se produjeron 18,9 millones de desplazamientos en días laborales en 2018. Las grandes ciudades crecen a pasos agigantados y las necesidades de transporte de sus habitantes también.
Una realidad que se ve obligada a entenderse con una preocupación cada vez mayor por nuestro entorno y por las consecuencias que nuestras acciones puedan tener en él y en nuestra propia salud. Porque, tal y como afirma la Comisión Europea, la contaminación atmosférica perjudica tanto a la salud como al medio ambiente, provocando un “alto impacto económico, acortando la vida, incrementando costes médicos y reduciendo la productividad”.
Esta situación ha obligado a los gobiernos locales, a lo largo y ancho del mundo, a tomar medidas y a situar la gestión de la movilidad urbana en un plano cada vez más destacado de sus agendas. De esta forma, el Ayuntamiento de Londres lleva tiempo cobrando una tasa por circular por una amplia zona del centro de la ciudad; en Nueva York se está fomentado el uso de la bicicleta con nuevos carriles bicis; mientras que, en Madrid, se acaba de modificar Madrid Central para ajustarse a los requerimientos llegados desde Europa en cuanto a normativa relacionada con las emisiones.
¿Qué papel juega el transporte público?
Escenario, este, en el que el transporte público merece una mención aparte. Porque los coches, o al menos como los tenemos concebidos hasta ahora, van teniendo cada vez menos espacio en los centros de las ciudades. Y es precisamente por esto, por lo que la forma en la que hoy se mueven los ciudadanos está cambiando. Junto al transporte público, bicicletas, patinetes y vehículos eléctricos de alquiler conviven en las calles de todo tipo de ciudades, y todo parece indicar que esta tendencia seguirá en crecimiento.
Este nuevo ecosistema urbano, motivado por el incremento de población y por la preocupación por el medio ambiente, ha vuelto a poner de relieve la importancia de la colaboración entre gobiernos y empresas, con un objetivo muy claro: modernizar los sistemas de transporte, haciéndolos cada vez más accesibles, eficientes y sostenibles. Un buen ejemplo de ello es la iniciativa puesta en marcha por el Consorcio Regional de Transportes de la Comunidad Madrid para facilitar a los ciudadanos el pago de los viajes de forma digital. Una tarea de la que se encargará Banco Santander, a través de Santander España Merchant Services, la filial del banco que gestiona los pagos electrónicos de la entidad.
De este modo, y gracias a la pasarela de pago del Santander, los ciudadanos podrán realizar la recarga de todas las tarjetas de transporte público del Consorcio a través de medios digitales, a la vez que podrán utilizar el pago con tarjeta en las oficinas de atención al usuario cuando adquieran sus abonos de transporte público. Una medida, en línea con la tendencia cada vez más extendida de no llevar efectivo. En palabras de Rubén Justel, director general de Santander España Merchant Services, “este avance mejora el día a día de los ciudadanos, ya que en los próximos meses podrán prescindir del efectivo y gestionar el pago de sus desplazamientos utilizando las nuevas tecnologías”.
Más allá de su colaboración con otros organismos y empresas, Banco Santander ha puesto en marcha sus propias iniciativas en materia de movilidad sostenible
Esta iniciativa se suma a otras que están ayudando a viajeros y turistas a simplificar el viaje y a prescindir del dinero en efectivo, como el pago con tarjeta en la EMT (Empresa Municipal de Transportes de Madrid) o las bicis de BiciMad.
Facilitar los desplazamientos de los ciudadanos de una forma eficiente y sostenible también es el objetivo del proyecto piloto puesto en marcha por Mastercard, en colaboración con la EMT, Banco Santander y la startup Saffe. El proyecto consiste en implementar el pago biométrico en los autobuses de la capital, una iniciativa pionera en toda Europa.
De esta forma, durante los próximos meses, un grupo de usuarios podrá realizar el acceso a través del reconocimiento facial. Para ello, los ciudadanos participantes tan solo tendrán que descargarse una aplicación de la EMT en la que se harán una fotografía que posteriormente será identificada y validada por una cámara de reconocimiento, una vez que el usuario acceda al autobús.
Tras este programa piloto, si el proyecto tiene éxito entre los usuarios y se asegura su seguridad y fiabilidad en los pagos, entre otros aspectos, los responsables del proyecto valorarán su posible ampliación a otras líneas.
Además, recientemente, Santander Consumer Finance ha firmado un acuerdo con el BEI para poner a disposición de las pymes y midcaps españolas 1.000 millones de euros para que puedan renovar sus flotas de transporte con vehículos más eficientes y respetuosos con el medio ambiente, incluyendo su adquisición a través de leasing.
Banco Santander, un paso más en su compromiso con el medio ambiente
Más allá de su colaboración con otros organismos y empresas, Banco Santander ha puesto en marcha sus propias iniciativas en materia de movilidad sostenible, como un ejemplo más de su compromiso con el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. De esta forma, ha lanzado un servicio piloto de carsharing eléctrico para sus trabajadores en Madrid, a través de Bansacar, la compañía de renting de automóviles de la entidad.
Con este sistema, se pretende facilitar la movilidad de los empleados, ayudándoles a reducir los costes de mantenimiento o seguro que conlleva un vehículo propio, a la vez que se espera reducir las emisiones de CO2. Estos coches no contaminantes cuentan con servicio de mantenimiento incluido, seguro a todo riesgo, asistencia en carretera y hasta lavado semanal del vehículo. Todo ello con un claro objetivo: implicar a los empleados en las políticas puestas en marcha por la compañía para alcanzar una mayor eficiencia energética, dentro de su Plan de eficiencia energética y sostenibilidad para el período 2019-2021.